Ya aparecieron en Capital Federal y el conurbano afiches con la leyenda "Sergio Massa presidente 2015".
El encuestador Jorge Giaccobe deslizó el primer sondeo post electoral, donde la intención de voto del Frente para la Victoria bajó de 29 puntos a apenas 24 por ciento, en sólo 48 horas.
Algunos sectores ultra oficialistas criticaron por primera vez a Cristina en una década entera.
El intendente del superpoblado José C Paz, Mario Ishii (ese que prometió hace cuatro años "salir a cazar traidores" tras la derrota parlamentaria de Néstor Kirchner) se animó a decir que "la gente está enojada con la presidenta. Nos cagaron a palos".
El titular de la central obrera, Hugo Moyano, arriesgó también una frase lapidaria al señalar que "cuando sienten el olor a calas, algunos compañeros comienzan a emigrar".
Desde la Casa Rosada temen al efecto "puerta 12" por el cual se amontonan muchos gobernadores e intendentes que fueron aliados para tratar de salir todos al unísono.
Así como el menemismo murió a mediados de mayo del 2003, cuando el ex presidente decidió bajarse del ballotage presidencial y el duhaldismo colapsó en las parlamentarias del 2005 cuando Chiche perdió por paliza contra CFK, el kirchnerismo puede haber fenecido el 13 de agosto a las 21 15 horas, cuando Florencio Randazzo anunció los cómputos oficiales.
El peronismo, como organización política, suele perdonar todo tipo de defectos en sus dirigentes.
Sin embargo, existe una situación que es para ellos por completo intolerable: la derrota.
A Cristina le quedan 850 días de permanencia en la Casa Rosada pero una sombra gigantesca se asoma sobre la emblemática estructura edilicia de Balcarce 50: el actual intendente de Tigre ya estaría oscilando en torno a los 40 puntos con vistas a los comicios que tendrán lugar en 10 semanas.
Las PASO del 2011 dejaron una experiencia: quien gana en primera instancia luego gana por mayor diferencia de votos, ya que muchos compatriotas prefieren votar a ganador y ser parte de "los amigos del campeón".
Marcelo López Masia