En otra “cadena nacional”, solo aporta campaña y discurso, Cristina.
No le interesa comunicar, ni le importa explicar, o clarificar un poco, el tema de la deuda pública que es en definitiva, una deuda del pueblo argentino. Solo un discurseo de campaña, como nos tiene acostumbrados.
El tema es la deuda de
El problema principal, que es la deuda de la segunda mitad del siglo XX, se remonta a 1956, cuando entramos al FMI de la mano de la mal llamada “Revolución Libertadora” —ó fusiladora, para otros— y recomenzamos a tener “deuda con el exterior”. Esta deuda se resumía, en un principio, a empréstitos con Organismos Internacionales y era una deuda Federal, que con el correr del tiempo, tornó de mil formas, e involucró a todos de la peor manera: Estado Federal, Provincias, Empresas del Estado, empresas privadas, etc.
Con muchos vaivenes, la deuda se agravó desde el año 1976, y mucho más por los conflictos de los años ´78 y ´82, no solo por los desequilibrios típicos del país, sino por la carrera armamentística que el gobierno militar jugó con Chile primero, y que luego orientó al conflicto del Atlántico Sur.
Antes de 1976 la deuda orillaba los 6.200 millones, que fue la deuda que globalmente asumió
Era una importante deuda, en dólares de aquel entonces, pero no suficiente para derrocar a un gobierno que cayó por otros motivos distintos.
Los milicos dejan una deuda de unos 45.000 millones —un horror, porque el PBI orillaba los 70 mil millones— un producto pobre para un país ya habitado por más de 25 millones. El PBI argentino recién va a pegar el estirón en los ´90, dado que la década del ´80 fue terriblemente mala para toda hispanoamérica. En su conjunto la región va a caer 2% en ese decenio de los ´80, y Argentina no va a ser ajena a ello. La época m,iltar cierra con el Estado asumiendo la deuda de los grandes grupos, que solo lograban créditos en el exterior, algunas para modernizarse, otras solo para obtener más lucro a costa del Estado, que todo lo engullía. El peso del costo de un sector público que no podía financiarse, ni modernizarse, ni integrarse, hacían mella en las cuentas externas, que se enrojecían con giros al exterior por la compra de insumos. A mayor producción, mayor rojo comercial, el dilema de la dependencia que alguna vez explicó un joven profesor brasileño llamado Fernando Enrique Cardoso.
Aunque, valga la observación, si nos autoabastecíamos de petróleo y gas, y existía una red ferroviaria antigua pero en funcionamiento. El peso del Estado impedía algunas necesarias obras de infraestructura eléctrica, vial y de servicios, un cuello de botella que también perjudicaba el intercambio, Pero, el gran problema irresuelto siempre era el ingreso de divisas, y la poca capacidad exportable, la falta de colocación de bienes, y más aún, la colocación de bienes industrializados, con mano de obra agregada y/o servicios, cosa que nos persigue hasta hoy, aun, en la época de la “soja gorda”.
La regularización del proceso institucional, no trae grandes cambios. Los primeros meses, de diciembre de
La llegada de un nuevo signo monetario y un plan “estabilizador” era un presagio de lo que viviría el país en poco tiempo. Llegaba un nuevo “plan”, el Plan Austral, y la intención de contener el gasto desbocado, la emisión sin respaldo, y se trataba de fondear al país con reservas y un “pacto social de precios y salarios”. La llegada de Las crisis de 1987 —Plan Primavera— y 1989 —hiperinflación— daban por tierra el gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín quien se tuvo que ir 6 meses antes del gobierno, con 6.000% de inflación anual, y 600 millones de dólares de reservas en un BCRA famélico. No le alcanzó el “Plan Houston” ni los planes de estabilidad lograban ajustar un sector externo siempre deficitario, una sangría de divisas que no se podrán contener. Fue un primer quiebre de la economía que no se levantaría por varios años y a un costosísimo precio. La deuda aumentó en un 30% aproximadamente.
La experiencia de la convertibilidad en los ´90, y la ola privatizadora global sirvió como prueba de los niveles de improductividad de una economía que debía recurrir al mercado financiero internacional para poder sostener un plan que ya no lograba sostenerse ni reducir más de lo entonces hecho el gasto público —hasta se redujeron sueldos— y por otro lado tampoco generaba actividad y empleo y sí deuda. Todo esto, en su segunda etapa. En dicha época el costo del endeudamiento era muy alto, los intereses eran 10 veces mayores que en la actualidad, por ejemplo, y las condiciones exigibles a los países mucho más férreas que hoy, en donde todos los países normales se endeudan —aún en monedas blandas— para desarrollarse e invertir en servicios y obras esenciales. Todos los países normales, salvo Argentina y Venezuela, claro.
Luego, con el default de 2001 —en donde no solo se “defaulteó” el Estado, sino que se llevó puesto a los privados, se rompen los contratos— viene un extraordinario cambio comercial de los parámetros mundiales, se comienzan a revalorizar todos los commodities, surge fuerte el 3er mundo y los productores de materias primas en general, en especial nuestros países hispanoamericanos. El constante deterioro de los términos del intercambio global de décadas, por fin, se revierte —algo inimaginable, hasta fines de los años ´90—.
Dicho fenómeno generó el ingreso a Sudamérica de una cantidad de dólares —que además se devalúan y devalúan la deuda de los países— jamás pensado, lo que se llamó “viento de cola”. En consecuencia, muchos países se desembarazan de la deuda “vieja” —no escandalosa como en nuestro caso— por un costo mucho menor y la cambian por deuda en otros términos, o pactan en moneda local, como Uruguay que se refinanciaron en pesos uruguayos, con dos años de gracia, al 4% anual, y a 30 años. Hoy gobiernos democráticos toman deuda muy baja, a largo plazo, y para desarrollarse, no como en épocas de oscuras dictaduras. Por lo menos los países normales de la región. Salvo Argentina y Venezuela.
La “década desperdiciada”
¿Qué hicieron los Kirchner con esa montaña de dólares de los cereales, y otros exportables, que jamás ningún gobierno anterior recibió para administra?
Muy simple, se dedicaron a construir su propio imperio político, al punto que hoy, en el ocaso, no dejan ninguna obra de importancia, de las denominadas “emblemáticas” y encima se “comieron” el capital del país, los activos, desinvirtieron en puertos, en caminos, en electricidad, en vivienda, en trenes, etc, etc. No solo eso, endeudaron a las provincias y las sometieron bajo un sistema impositivo regresivo y unitario, apropiándose de rentas coparticipables, que antes eran de las provincias.
En concreto, desaprovecharon la oportunidad histórica de colocar al país en condiciones de mejor atractivo productivo, tanto para los capitales locales —destruyeron la confianza de los locales— y menos respecto de las inversiones extrajeras, que buscan destinos más seguros, estables confiables, permanentes. Se dilapidaron los miles de millones de moneda verde —no papelitos pintados sin respaldo emitidos el BCRA— y no nos dejan ninguna herencia. Solo basta con ver las obras que la generación del ´80 —entre 1880 y 1910— produjo, para darse cuenta uno lo que es dejar una impronta de desarrollo. El fracaso de
En definitiva, los dólares del “viento de cola” los kirchner lo invirtieron en... ¡ellos mismos! Jamás, en 200 años, ninguno había gozado de tantos dólares... pero los k se dedicaron a la demagogia...
El Canje
El canje de deuda fue en definitiva fue lo que les permitió al experimento kirchnerista gozar de cierto “efecto rebote” que siempre se produce de inmediato luego de una gran caída como la de 2001. Dicho canje les permitió "estirar" pagos, bicicletearla. Bonos que se tradujeron en nuevos bonos —algo nada novedoso, porque en definitiva, fue lo mismo que hicieron todas las otras administraciones anteriores—
Pero el problema con un canje de deuda de este tipo es que se lo vende como "bueno" cuando en realidad fue un nuevo mecanismo de blanqueo de muchos papeles —bonos basura que cotizaban al 10%, o menos— y que muchos de ellos eran inventados, aun que una parte de la deuda era real, el resto —la mayor parte— eran honorarios fabricados de funcionarios que participaban en las negociaciones, penalidades por empréstitos que nunca llegaron, intereses de intereses, deudas volcadas en balances de empresas privatizadas —que el estado asumió al venderlas, o sea, saneadas y metiéndole el pasivo al pueblo argentino— y aún deuda que se debía aún sobre plata que jamás llegó al país, por inversiones de trasnacionales que se traducían en… “deuda externa”! muchas de las operatorias de inversión externa funcionaba sobre una cuenta crédito en donde el Estado funcionaba como garante… la inversión no se hacía, o quedaba trunca, o el gobierno de turno anulaba los contratos, luego, en una “negociación” con Organismos externos, se cobraban las “penalidades contractuales” —más deuda— Luego, venían más canjes, más deuda. De ahí parte de la ilegitimidad que muchos no solo argumentan, sino que han llevado a la justicia, en su momento.
En definitiva: ¿Quién creó las condiciones para que los fondos se volvieran buitres? ¿Quién habilitó tribunales extranjeros? Este tipo de preguntas es el que se deberá responder, y no otras.
Con el canje, visto desde afuera, no solo se hizo el ridículo de pasar de un default a un sorprendente reconocimiento indiscriminado en el que, además, se reconoció el llamado "megacanje", una verdadera estafa por la cual están procesados Cavallo y varios otros, y que lejos de “reducir” la deuda, se siguió endeudando al Estado de diversas maneras.
El pago al FMI, que representaba una parte de la deuda —un 15%— fue realizado anticipadamente –de manera innecesaria a todas luces- con el avieso objetivo de apurar el Indec trucho, y que el país pudiera mentir los índices.... nunca vi nadie que pagara deuda 3 años antes, sin un objetivo oscuro...
Hoy la deuda del Estado Argentino, consolidada —interna, externa, bilateral, al Anses y en especial al BCRA— es 3 veces mayor que la que dejó Duhalde... a eso hay que sumar los innumerables y millonarios juicios en la Ciadi que se deberán afrontar, y también el creciente gasto que proyecta, a su vez, un esquema de gasto que genera más y más deuda.
En la hora, encima, mientras todos nuestro vecinos crecen y aumentan sus reservas y sostienen sus monedas, nosotros vamos a una inflación descontrolada, multiplicación del circulante de manera desmesurada, aumento del gasto público sin un control eficiente por parte del Congreso, u otros órganos independientes, sumado a una deuda social y provisional impresionante y una caída de inversiones privadas y productivas que se acelera cada día más, dado que cada vez más empresas anuncian que se van de la Argentina.
El gobierno no solo no pudo parar la fuga de capitales, que se siguen fugando en operatorias de “contado contra liqui” sino que le pasó algo peor, en 2 años perdió 12 mil millones de dólares de reservas, teniendo compromisos externos que comprometerán cada día más al BCRA, cosa que
Para los talibanes de la pseudo heterodoxia antimercado, el quebranto del BCRA es de no preocuparse, es solo “un asiento contable” como les gusta responder cuando se dejan preguntar.
La deuda, pero al revés: deuda interna
Otro aspecto poco contemplado, es el de la deuda interna, esto es, los compromisos “inatendidos”. La única política al respecto es el licuamiento de las deudas —inmediatas, mediatas o remotas— que se generan día a día, vía la estafa de la emisión y de devaluar la moneda —lo pagamos todos, por el Estado— y también a través de pérdida de competitividad, dado que no se puede devaluar al ritmo de la inflación, porque como dijo nuestra presidente, con una inflación del 25% "
Hoy, ya se avanzó un poco más, a los zafarranchos acostumbrados. Ahora, los índices de empleo también son dibujados, lo mismo que el supuesto "crecimiento" del primer semestre 2013, que no se lo cree nadie. Hay despidos en todos lados, e importar piezas es cada día más difícil. Además, las restricciones de uso del gas paralizan la industria, más que vapuleada, eso sumado al desastre de la matriz energética y su “rojo” anual de U$S13.000 millones anuales, que no se pueden comprar con “papelitos de colores”… ¿Estará aquí el nuevo default?
Ante la inocultable mala praxis, el tándem Kicillof-Moreno —Lorenzino no solo se quiere ir, sino, está pintado— no tuvieron mejor idea que proponer una virtual "tablita" para el dólar oficial, cosa que no anuncian ni explican, dado que para ellos, la economía parece no ser una “cosa pública” sino números de su propia empresa, en consecuencia ¿para qué dar explicaciones? Pronto tendremos un dólar desdoblado, junto a más corralito, castigo a los “vendepatria” que se viajan al exterior —porque es evidentemente más barato— se les pondrá el “dólar turístico”, que ya existió y no es ninguna novedad.
La fuga de dólares es también por este lado en el barco kirchnerista, un casco que hace agua por donde se lo mire…
En el tercer trimestre de 2013, según la opinión de la mayoría de los sapientes economistas, la cosa se pone más jodida, ya se liquidó la mayoría de los granos —restaría un 20%— y no se vislumbra una cosecha gruesa buena para abril…. y es muy probable que recrudezca la escasez de combustibles, por lo cual es de esperar que los combustibles sean hoy demasiado baratos en relación a los precios de la economía real, así que ojo con que se dispare la inflación a fin de año arriba del 3%, dado que todos sabemos que cuando los combustibles se retrasan, después viene el efecto "latigazo"
Reservas
Hoy el país contaría con apenas 10 mil millones de dólares disponibles, el resto de las "reservas" son los depósitos de los particulares —el que los quiera contar como "reservas" que le explique a la gente que primero el Estado debería confiscarlos a los particulares, para usarlos— y otras son papeles a plazo, no a la vista, dado que son "estimaciones" y no “cash”.
En concreto, el fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa fue confirmado, y ha colocado al país al borde de un nuevo default, con riesgo de pagar y que las reservas bajen aún más, o que debamos tomar empréstitos —cosa que esta administración no desea hacer—
Y no solo eso, algunos estiman que el fallo novedoso reabre la posibilidad a que los bonistas reclamen en fueros internacionales las diferencias por las "quitas" unilaterales practicadas en la época de Néstor, que es Carlos, Kirchner.
Presagio de un 2014 muy complicado en el cual se debería ver que las inestabilidades e ingobernabilidad resultarán como producto de haber desperdiciado la mejor década productiva de la historia nacional, y a dejarse de pantomimas, y no imputarla a falsas intentonas destituyentes, o alentar fantasmas inexistentes.
José Terenzio