El caso de la quebrada y luego estatizada imprenta es tan simple de resolver que son inconcebibles las complicaciones que se han generado.
Ante el juez federal Ariel Lijo, Nicolás Ciccone, ex dueño de la empresa que tenía a su cargo la impresión de billetes en la República Argentina, reconoció que se acercó a los funcionarios kirchneristas para tratar de levantar la quiebra que le había pedido la AFIP.
La gestión se hizo con el entonces ministro de Economía de la Nación, Amado Boudou, y luego siguió el hilo de las tratativas su socio, José María Nuñez Carmona.
Para que la AFIP pidiera el levantamiento de la medida, le pidieron a los Ciccone el 70 por ciento de la empresa, que quedó en manos de Alejandro Vanderbroele, supuesto testaferro del hoy vicepresidente de la Nación.
Hasta aquí, la típica maniobra kirchnerista para apretar desde el Estado a un grupo y así lograr que un empresario afín se quede con el paquete accionario del "ahorcado" que cayó en desgracia.
Sin embargo, hay que prestar mucha atención a las fechas. Síganme, que no los voy a defraudar.
Todo comenzó en julio de 2010, cuando Ricardo Echegaray solicitó a la Justicia la quiebra de Ciccone Calcográfica, empresa a la cual le reclamaba el organismo público que preside una deuda de 239 millones de pesos.
Pocas semanas después, la misma AFIP avaló el levantamiento de la quiebra en favor de una sociedad denominada The Old Fund, luego de que la empresa London Supply, una firma contratista del Estado, se presentara ante la Justicia y depositara 1,8 millones de pesos (menos del uno por ciento del total reclamado).
Finalmente el 24 de septiembre de 2010 se levantó la quiebra de la antigua Ciccone.
El círculo se cerró cuando The Old Fund tomó el control de la planta, la que fue rebautizada como Compañía de Valores Sudamericana.
Poco después, la Casa de la Moneda argentina le informó por escrito al Banco Central sus intenciones de contratar a Compañía de Valores Sudamericana para imprimir billetes de 100 pesos, en un contrato que podría reportarle a la imprenta unos 50 millones de dólares.
Hagamos foco en el almanaque: el pedido de quiebra de AFIP, la aceptación del levantamiento de esa medida por una cifra ridícula y el pase de manos de la imprenta se dan, en todos los casos, antes del 27 de octubre de 2010 (fecha en la que murió Néstor Kirchner).
¿Alguien puede creer que personajes menores como Echegaray, Boudou, Nuñez Carmona y Vanderbroele iban a llevar adelante semejante apriete y asfixia a la empresa que imprime los billetes en Argentina sin la autorización del patagónico?
Toda la operación fue bendecida por el marido de la actual primer mandataria.
Es el mismo mecanismo que usaron en Santa Cruz para quedarse con las empresas que le debían al (fundido por Kirchner) Banco Provincial.
Allí, aparecía en escena Lázaro Báez —empleado liquidador designado por Néstor— y se quedaba con las firmas más apetecibles, como fue el caso de Gotti Hermanos, que manejaba la obra pública de ese sector austral de nuestro país.
Es el mismo mecanismo que usaba el matrimonio para quedarse con las humildes casas de los pobres riogalleguenses que no podían la 1050 de Martínez de Hoz en la dictadura militar
Es la misma trampa que les tendieron a los españoles de Repsol, haciéndoles creer que si dejaban entrar al grupo Ezkenazi a manejar la empresa YPF (sin poner prácticamente un peso) ya no les harían la vida imposible desde el Estado argentino.
Es el mismo cuento del tío que le generaron al grupo Codere, a quienes "pescaron" en un avión con quinientos mil euros y los acusaron de lavado de dinero. A cambio de que la causa no avanzara más en los tribunales locales, los catalanes accedieron a darle a Cristóbal López nada menos que el manejo del Casino Flotante de Puerto Madero y la joya del Casino de Rosario. Los ejemplos podrían extenderse varias páginas más.
El kirchnerismo es una asociación ilícita que usó y utiliza al estado para beneficiar a sus empresarios "amigos" ante la mirada cómplice e impune de la justicia y opositores políticos.
El yerno del fundador de Ciccone Calcográfica, de apellido Reinwick, iba a ser incluido en un programa especial de protección de testigos, ya que el propio Núñez Carmona habría amenazado con matarle a uno de sus hijos si contaba cómo se habían dado las negociaciones en lo más alto del poder político de nuestro país.
Reinwick afirmó ante el doctor Lijo: "Mi suegro cerró la operación acordando con ellos, porque le hicieron creer que atrás de todo esto venía el capital de una empresa internacional, suiza o alemana. Estas empresas nunca aparecieron y ellos mismos, Boudou y Núñez Carmona, son los inversionistas. Boudou y Núñez Carmona se robaron la empresa".
Boudou sabe que es un "cuatro de copas" que cayó en desgracia y por eso hizo echar al Procurador Esteban Righi tras una teatral aparición pública en sus oficinas del Senado.
"Uds saben quién armó todo esto. Uds saben que yo sólo puse la cara" les espetó a los asustados funcionarios K quienes le prometieron que nunca le van a soltar del todo la mano. Esta es la verdad.
El resto, es seguir mintiéndonos, pensando que no estamos en manos de un grupo de ladrones como jamás existió en la historia democrática contemporánea.
Marcelo López Masia