Conozco a Julio César Ruiz desde que tengo memoria. Ciertamente mi memoria es frágil, pero ese es un detalle menor.
Desde la primera vez que lo vi, supe qué clase de persona es y descubrí que su compromiso por la verdad es irrenunciable.
Lo vi enfrentar batallas imposibles, caer y volver a levantarse. Una y otra vez. Siempre con relativo éxito.
Como presidente de la Fundación Adoptar, Julio llevó adelante algunas de las políticas que ningún partido político se atrevió, siempre en favor de los más pequeños y vulnerables.
Fue quien pergeñó, entre otras cosas, el “teléfono del niño”: el 102. Lo hizo sin apoyo del Estado, ni de grandes empresarios. Y lo hizo por convicción.
He visto a Julio asesorar a docenas de personas, sin cobrarles un solo centavo. Siempre en la convicción de lo que me dice cuando charlamos: “Tenemos que dejar nuestra semilla del paso por esta vida”. Esa, hay que decirlo, es su frase de cabecera.
En su camino por cambiar la realidad, Julio no escatima en denunciar lo que tenga que denunciar, exponiendo situaciones que incomodan a los referentes políticos de turno.
Es lo que hizo en los últimos días, cuando señaló ante diario Popular que en Santiago del Estero “hay un movimiento de 12 bebés por semana que son vendidos". Por si no fuera suficiente, agregó que "las bandas no se molestan entre ellas por el negocio, y tienen dividido el país en tres grandes zonas de explotación de criaturas". ¿Quién había dicho algo semejante antes? ¿Alguien se habría animado acaso?
Pronto, la “maquinaria oficialista” de esa provincia maldita, gobernada con mano de hierro por Gerardo Zamora, se le puso en contra. En el pasquín Nuevo Diario, por caso, se acusó a Julio de hacer afirmaciones “temerarias” —vaya calificativo si los hay, para no decir nada finalmente— y el subsecretario de Niñez local, Félix Demasi, intentó desacreditar sus dichos.
¿Por qué en lugar de cruzarlo no se lo contactó para que diera precisiones sobre sus dichos? ¿Por qué no atacar el problema del tráfico de bebés en lugar de embestir contra el mensajero?
Este viernes, la revista Cambio —también oficialista— publicará en su portada una nota lesiva contra Julio, insistiendo con un ataque furibundo hacia su persona (Debo admitir que el malestar por esa miserable actitud ha sido el motor para escribir estas líneas).
No hay manera de detener la irracionalidad, ni tampoco es la intención de la presente nota. Solo equilibrar la balanza. Mostrar la realidad que pretende esconder el oficialismo santiagueño a través de sus periodistas rentados, a la sazón "sicarios" de la contrainformación.
Es muy fácil ensuciar a quien se enfrenta a molinos de viento. Lo difícil es pelear contra esos monstruos, acompañando a quien lucha en soledad contra su devastadora acción.
En realidad, el problema pasa por otro lado: por el cruel hecho de que esos molinos son generalmente impulsados por la irresponsable billetera de los funcionarios de siempre.
Christian Sanz
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Gerardo Zamora es CFK. Por eso lo puso donde lo puso...
No Christian. No compares lo que hace este hombre con el demente español concebido por Cervantes. Los monstruos son reales. Lo que este hombre no tiene es espada. Saludos
Mi admiración y solidaridad para con Don Julio Cesar Ruiz, no hay un fiscal, un juez con madures y responsabilidad que le oiga los descargos a este hombre. Que merde de gobierno y gobernantes!!! Basta de peronismos y opo complaciente. !!!
Más allá de algunos desencuentros personales, conozco la tarea del Sr. Julio César Ruiz hace más de diez años, y se que es una persona que siempre ha estado presente luchando en los lugares donde existe un posible ilícito en la figura de la adopción; siempre lo he leído y hemos intercambiado correos sobre los ilícitos en la adopción y las redes instrumentadas para tal fin. Batallador constante contra antros del comercio de niños cualquiera sea su finalidad.
Hola Christian, te leo porque mi hermano me habló de tus artículos y de como te metés con ciertos temas que el resto (o la mayoría) de la prensa no lo hace. No conozco a Julio César Ruiz, pero no me extrañaría que sea cierta esta triste realidad que describís. En este sistema, siempre es preferible ir en contra del mensajero en vez de ver eso que se denuncia. A la gente le incomoda mucho saber que pasa, en seguida quiere tapar eso con otra cosa o simplemente pensar que es de otro modo. Como lo que contás del caso Marita Verón. De nuevo, desconozco el caso con profundidad, pero no me extrañaría que sea como decís vos. Detrás de las ONG's hay un negocio tremendo. Bueno, no digo de todas, pero si de muchas, seguro. Es el negocio detrás de la ayuda. Se dedican a decir algo que en verdad no hacen, mientras se enriquecen y engrandecen su poder en el imaginario social. Por eso es tan difícil desarmar todo esto, porque supuestamente son el bien cuando en realidad hacen el mal, o al menos no hacen lo que dicen que hacen. Sumado a esto, el panorama empeora cuando tenés a la prensa que no se dedica a investigar, y hace relaciones públicas. Mientras tanto la gente creo que detrás de la noticia de todos los días hay investigación cuando no la hay.