En la fría noche de Campagnoli, una multitud se concentró en Avenida de Mayo al 600, sede de la Procuración que comanda la ultracristinista GilsCarbó. Organizaciones de abogados, de jubilados, familias, jóvenes y hasta los grupos que defienden la estatua de Colón de la furia presidencial, se dieron cita para sostener al Fiscal que se encuentra a punto de ser destituido.Las banderas argentinas flameaban al compás del Himno Nacional, Aurora y otras canciones escolares, mientras una marioneta gigante de la Justicia y un “fantasma de la corrupción” se paseaban a lo largo de la avenida.
Así de inocente era la protesta, tan inocente como el Fiscal a quien acusan por investigar a un amigo del poder.
Con variadas consignas y de distintos modos, el apoyo a Campagnoli es, en definitiva, un reclamo de Justicia, un grito desesperado para que se ponga fin a la arbitrariedad. Pero a la vez¸ este reclamo, demuestra un fracaso colectivo, porque nos expone como una Nación que, atravesando una gravísima situación en el frente externo, multiplica sus conflictos internos.
En efecto, mientras los manifestantes, envalentonados por la numerosa asistencia, iniciaban su marcha hacia la Plaza de Mayo, pudieron verse a lo largo de la avenida los afiches pegados por el kirchnerismo que decían “Basta Buitres, Argentina unida en una causa nacional”. El contraste fue notable, y merece un párrafo aparte: mientras el Estado argentino reclama, para sí mismo, un trato justo por parte de la Justicia Neoyorquina, no brinda a su ciudadanía un servicio de Justicia eficiente y honesto.Mientras el gobierno pide unidad nacional para enfrentar a los fondos buitres, continúa con persecuciones políticas a fiscales que investigan a los empresarios del poder y a jueces previsionales que fallan a favor de los jubilados, por mencionar sólo los casos más recientes. En definitiva, para pedir Justicia y unidad nacional es necesario gozar de autoridad moral. La Presidente no la tiene, ni siquiera para llamar buitre a cualquier grupo o persona que se dedique a la usura. Quizá sí estén en condiciones de utilizar esa expresión, los santacruceños damnificados por las ejecuciones hipotecarias que llevaban adelante la “abogada exitosa” y su difunto esposo.
Sin Justicia para Campagnoli y sin Justicia para los argentinos, la unidad nacional es un mero slogan de afiche. La multitudinaria movilización de anoche, así lo demuestra.
José Lucas Magioncalda
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