En esta Argentina que ya lleva más de treinta años de democracia podemos apreciar un retroceso en casi todas las áreas que analicemos. Anteriormente habíamos pasado por una etapa de militarismo, y en estos tres decenios escuchamos otros términos: neoliberalismo, capitalismo, socialismo, progresismo, imperialismo, peronismo, radicalismo y todos los “ismos” que cada uno prefiera inferir.
Y cada uno de estos “ismos” le echa la culpa al otro por la decadencia económica y moral de la patria.
Con el transcurrir del tiempo, la Nación Argentina (o sea cada uno de los ciudadanos) incrementa sus deudas internas y externas mientras que la mayoría de los funcionarios que tienen el mandato de administrar los dineros públicos acrecientan su patrimonio. Lo único que va a corregir esto en el futuro es la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción y los juicios por mala praxis en el ejercicio de sus funciones.
Es la única forma que los probos y honestos se dediquen a la política y no los aventureros y delincuentes.
En las próximas fotos podrán apreciar la muerte de los ferrocarriles argentinos. Los miles de trabajadores que quedaron a la deriva, la industria ferroviaria destruida, los pueblos fantasmas a lo largo y ancho de nuestra geografía y ahora, en lugar de activar la construcción del material ferroviario en nuestro país, importamos las formaciones desde China, el tan ansiado valor agregado queda en otro país, mientras aquí le dejamos las deudas a nuestros hijos y nietos.