A fines del año 2007, a poco de haber asumido como gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli convocó a los principales empresarios vinculados a las casas de bingo de ese distrito, a efectos de ver cara a cara a los referentes de uno de los principales motores económicos de esa zona, es decir, el juego.
La reunión fue privada y se hizo en la mismísima gobernación bonaerense. Allí, Scioli habló brevemente con los presentes e introdujo a quien iba a ser el nuevo interventor del Instituto de Loterías y Casinos bonaerense, Luis Alberto Peluso. "Les presento a una persona de mi total confianza. Lo que él les diga es como si lo dijera yo, hablen con tranquilidad", aseguró el novísimo mandatario de la provincia. Acto seguido, se retiró del lugar.
Peluso habló someramente acerca de los objetivos perseguidos por su incipiente gestión y exageró acerca del "drama fiscal" que dejó Felipe Solá después de su paso por la gestión gubernamental. Luego, sin dar lugar a comentario alguno por parte de los presentes, planteó un tema que dejó a todos con la boca abierta: "Necesitamos que cada uno de ustedes haga un aporte único y extraordinario de un millón de dólares y el 1,5 % de la recaudación bruta mensual. Todo en negro".
Peluso argumentó que la situación provincial era totalmente caótica y que el dinero era más que necesario para sanear las cuentas.
Nadie le creyó, era más que obvio que el dinero iría a parar al bolsillo de los mismísimos funcionarios.
Finalmente, no se sabe a ciencia cierta si alguno aceptó o no abonar el importe solicitado, aunque no deja de llamar la atención cómo el gobierno de Scioli embistió contra ciertos grupos empresarios vinculados al juego mientras que a otros, no sólo no los molestó, sino que les otorgó jugosas prebendas comerciales.
En el mismo sentido, muchos quedaron sorprendidos porque el hoy gobernador jamás quitó de su lado la incómoda presencia de Peluso.
Tal es así, que Scioli lo puso como uno de los principales recaudadores en su campaña camino al sillón de Rivadavia en 2015.
Un hombre bajo sospecha
Peluso es amigo personal de Scioli, a quien conoció en su paso por el menemismo. El actual Gobernador, en la década del 90, era famoso por participar de la intimidad del entonces presidente Carlos Menem.
Y ahí se conocieron, ya que Peluso, en Punta del Este, solía compartir partidas de póker con el hoy senador, con Gerardo Sofovich y con el empresario Armando Gostanian.
Peluso no sólo se limitó a jugar al póker con el menemismo, sino que también realizó dudosos negocios que le permitieron amasar una suma millonaria. El entonces diputado del ARI Walter Martello elaboró un interesante informe donde dice al respecto que “se rumorea que el empresario y hoy funcionario sciolista tiene más de 150 millones de dólares”.
En tal sentido, Linser SA, una empresa de servicios de limpieza que presidía Peluso, fue proveedora del gobierno menemista. Trabajó con María Julia Alsogaray en ENTEL, y Víctor Alderete en el PAMI, y fue denunciado por la Oficina Anticorrupción (OA) por cobrar montos tres veces más alto el que le correspondía.
Pero hay más: Peluso también conoce del mundo del juego. El empresario Oscar Robinson, quien se dedica a ofrecer charters para viajar a los casinos de las Vegas, declaró a la Justicia que el “cajero” de Scioli le traía los clientes. Un dato curioso: Peluso se presentaba entonces como un hombre ligado estrechamente a Cristóbal López.
Según una denuncia efectuada ante la justicia por quien escribe estas líneas en 2008, el hoy recaudador de campaña está acusado de integrar una mesa de dinero para prestar efectivo a jugadores “fuertes” en el Casino Flotante en sociedad con Miguel Ángel Egea, vinculado a las apropiaciones ilegales de bienes de los desaparecidos de la ESMA.
Entre otras cosas, en la presentación se revela que Peluso otorgó, de manera poco transparente, 176 permisos para la apertura de nuevas agencias de lotería y juegos en la provincia de Buenos Aires.
A la denuncia se acompañó un audio con una entrevista al entonces titular de la Cámara de Agentes Oficiales de Lotería y Afines Bonaerense, Heriberto Castellaneta, quien aseveró que “algunos agencieros se quejan, otros han hecho algún tipo de manifestaciones diciendo que los han querido ‘cometear’, pero les digo bueno, vamos a poner todas las barbas en remojo y vamos a hacer una investigación, pero cuando vos decís eso, todo el mundo se borra”.
Mucho más podría contarse sobre Peluso, pero el espacio periodístico es limitado. Solo resta saber por qué Scioli ha puesto un tema tan sensible como su campaña en las manos de alguien tan, pero tan cuestionado.