Una de las características del régimen K, derrotado en las urnas el pasado año, fue su persistente metodología fascista de adoctrinamiento partidario de niños en edad escolar.
Con respaldo económico e institucional del Estado, el kirchnerismo penetraba en las escuelas para endiosar la imagen del ya fallecido Néstor, presentándolo como Eternauta. Una caracterización bastante diferente a la de aquel señor que alcanzaba el éxtasis abrazando cajas fuertes.
Así, los sitios de internet de La Cámpora se llenaron de imágenes de militantes kirchneristas, posando con niños de delantal blanco que saludaban con los dedos en “V” al ser fotografiados.
Pero no sólo en las escuelas penetraba el adoctrinamiento. También en las plazas, donde el Ministerio de Desarrollo Social llegó a repartir cuadernillos en los que se intentaba asociar el concepto de Estado, con un dibujo de Cristina Kirchner.
El canal Paka Paka, por su parte, no se quedó atrás. La visión que exponían Zamba y sus amigos sobre la violencia política en Argentina comenzaba el 24 de marzo de 1976. Montoneros y Triple A, quizá por su pertenencia peronista, ni siquiera eran mencionados como protagonistas decisivos de la peor etapa de nuestra historia. En cuanto a Domingo Faustino Sarmiento, su ridiculización quizá haya sido uno de los más elevados actos de culto a la ignorancia que nos regaló el régimen kirchnerista.
Hasta el accidente sufrido por una niña en una escuela porteña, fue utilizado por una comunera K para justificar el voto por Aníbal Fernández en Provincia de Buenos Aires.
Paralelamente con estas prácticas, que se generaban desde el Estado, comenzaron a surgir actividades políticas callejeras, más salvajes aún, como la de llevar a chicos a escupir imágenes de opositores, periodistas, y demás personalidades odiadas por el régimen.
Ayer, un nutrido grupo de representantes de la cultura se congregó, junto a dirigentes K, en el Parque Saavedra, en un acto denominado “La Plaza de los Artistas”. En dicho evento, que pretende, según sus organizadores, recuperar valores como “alegría, trabajo y libertad”, se practicó un juego para niños denominado “angry buitres”. Dicho juego, no es más que una reedición del denominado “tirale al gorila”, que fuera presentado, para agraviar a opositores, en una muestra de la Secretaría de Medios realizada en el Palais de Glace, en marzo de 2011). La nueva diversión ahora consiste en que los menores de edad arrojen elementos contundentes contra las imágenes de destacados miembros del gobierno de Cambiemos.
Lo ocurrido ayer se inscribe en un modus operandi del kirchnerismo, que también fue dirigido a la población en general. Sin ir más lejos, la semana pasada, Guillermo Moreno fue procesado por el delito de incitación a la violencia colectiva, con motivo de la campaña “Clarín Miente”. En el auto de procesamiento, sostuvo el Juez Bonadío, respecto de Moreno, que “Mediante su accionar, ha creado una situación objetiva tendiente a generar odio y persecución, induciendo a actuar contra dicho grupo empresarial”.
El artículo 212 del Código Penal establece que “Será reprimido con prisión de tres a seis años el que públicamente incitare a la violencia colectiva contra grupos de personas o instituciones, por la sola incitación.”
A la luz de este procesamiento, y de la norma antes citada, puede advertirse la gravedad de lo ocurrido ayer en el Parque Saavedra. Esto ya no es odio contra un grupo empresario, sino contra personas de carne y hueso que integran un gobierno elegido por la ciudadanía. Esto es odio inculcado por adultos fascistas que se llenan la boca hablando de “resistencia”, y que demuestran su extrema cobardía, al aprovecharse de los niños para atacar a sus adversarios.