Primero lo sabido: en el contexto del polémico plan de racionalización que lleva adelante el macrismo, Gabriela Michetti estimó hace algunas semanas que en la Cámara de Senadores unas dos mil personas serían despedidas.
Ello, enmarcado en la revisión de contratos que el oficialismo viene encarando desde que asumió al frente del Poder Ejecutivo Nacional.
Mientras tanto, se informó que alrededor de 400 reingresarán a trabajar porque "tienen condiciones" para hacerlo.
Michetti explicó que la idea del oficialismo es “que el Senado vuelva a tener un honorabilidad en su prestación de servicio".
Es curioso el comentario, ya que, en las últimas horas fueron confirmados en sus cargos varios familiares de directores del Senado, todos ellos ingresados después de diciembre, cuando Mauricio Macri ya era presidente.
A través de un decreto, al que tuvo acceso exclusivo el Post, funcionarios de alto rango del Parlamento argentino decidieron "salvar" a unas 30 personas. Los casos, como se verá, son elocuentes per se.
Por caso, Marcelo Anaya, director de Tesorería del Senado, hizo que sus hijos mantuvieran sus recientes cargos, eso sí, en la cartera de Contaduría.
Sergio Gabriel Domínguez, director de Contaduría, fue aún más allá: colocó a sus tres hijos y sus tres yernos. Se insiste, todos ingresaron en diciembre.
Guillermo Iglesias, director de “Automotores”, colocó solo a su yerno. Pero fue aún más allá: utiliza los autos del Senado como si fueran remises a su servicio. Una digresión: Iglesias supo ser barrabrava de Rácing.
Los que oficiaron el milagro fueron dos personas de confianza de Gabriela Michetti: Helio Rebot, secretario Administrativo del Senado; y Juan Martín Vezzulla, director General de Administración. Uno y otro han firmado las incorporaciones de marras.
También aparece allí la sombra de Fernando Ferreyra, quien supo ser chofer de Rebot y hoy, gracias a ello, logró un importante cargo como jefe de Despacho en la Dirección General de Administración. Es todo un personaje: se hace llamar “doctor” aunque no tiene tal título.
El escándalo recién empieza, y promete crecer aún más: es que, según le fue informado a los empleados del Senado, muchos van a ver sus salarios reducidos y otros sufrirán cambios de categoría, con un retroceso de hasta dos o tres escalones.
¿Cómo explicará Michetti estas incongruencias, que denotan el apuro por limpiar de supuestos ñoquis la Cámara Alta? ¿Dirá que no sabía nada? ¿O se recostará en aquellos a los que delegó la ingrata tarea?
El camino que ha decidido tomar el macrismo es polémico, más allá de toda posible buena intención. El discurso quedó tapado por este tipo de sinuosas cuestiones.
Hay mucho más, como por ejemplo el caso de María Laura Petrozzino, camporista ella. Fue nombrada en 2015 como directora de Legal y Técnica del Senado y confirmada en su cargo por el gobierno actual.
La pregunta, surge inevitable: ¿No era que el macrismo iba a fulminar a La Cámpora en los diversos espacios de poder que aún conservaban? Mucho puede decirse al respecto pero, a simple vista, ello todavía no sucederá.