Si decimos "No es que nosotros seamos tan buenos, sino que los demás son peores, y nos convierten en óptimos" la inmensa mayoría sabemos que fue una de las célebres frases que el Gral Perón acuñó a lo largo de su vida.
Por lo tanto, seguramente, el gobierno de Cambiemos, y los sucesivos, serán óptimos si los comparamos con los más de doce años de gobierno kirchnerista. Y no será porque vayan a ser buenos, o regulares, sino porque es imposible que exista algo peor a lo peor que nos gobernó en nuestros 200 años de historia.
Si hay algo que caracterizó al kirchnerismo, además del robo, la corrupción y el autoritarismo, fue la mentira.
El kirchnerismo fue, es y seguirá siendo una mentira, pero hoy se ha convertido en una caricatura de lo que debe ser no solo un gobierno, sino una fuerza política.
Siempre, absolutamente siempre mintieron, pero evidentemente la desesperación en la que están inmersos en estos últimos tiempos, les hace hacer y decir ridiculeces como nunca.
Para no hacer una lista infinitamente larga, tediosa y aburrida, podríamos citar algunas barbaridades -que en realidad son ridiculeces- que hicieron y/o dijeron algunos referentes K en estos últimos tiempos.
Por ejemplo, Parrilli salió por televisión apoyando a Maduro diciendo que al venezolano “lo critican por las cosas buenas que hace, como nos pasaba a los kirchneristas”.
Otro caso: el gobierno decidió remover al titular del INCAA, Alejandro Cacetta, por ciertas irregularidades con el manejo de fondos. Inmediatamente, el kirchnerismo en general, pero los actores K en particular, salieron a hacer marchas, concentraciones y declaraciones tales como que "el Gobierno inventaba corrupción donde no había", que se iba a desfinanciar el cine nacional, o que se pretendía intervenir el INCAA; todo esto con un spot protagonizado por actores K incluido, cuando en realidad todo eso es absolutamente falso.
Otro caso más: Distintos medios y ex funcionarios K difundieron que el Gobierno Nacional había eliminado la gratuidad para que niños y jubilados entren gratis a los museos nacionales, y deberán pagar entrada.
Sin embargo, la resolución del Ministerio de Cultura de la Nación, al contrario, extiende la gratuidad para todos los visitantes.
Pero sin dudas, lo más caricaturesco, o ridículo, para decirlo de manera correcta, fueron las declaraciones de Cristina después de las múltiples manifestaciones que realizaran empleados estatales en Santa Cruz, luego de que ella junto con Alicia Kirchner se tuvieran que atrincherar dentro de la residencia de la gobernación.
La catarata de ridiculeces comenzaron al día siguiente cuando Cristina, al mejor estilo Youtuber, con un video casero trató de explicar cómo cientos de manifestantes querían ingresar a la residencia para lincharlas, literalmente, a ella y a su cuñada, la gobernadora. Pero lo más gracioso, o triste, en realidad, fue la acusación a un “conocido movilero de Canal 13” como instigador de la protesta, con el apoyo, obviamente, de “los medios hegemónicos”.
No conforme con haber hecho semejante estupidez, luego difundió fotos editadas de capturas de pantalla de diversos periodistas, en las que se les agregaba un zócalo falso.
Estos cuatro hechos puntuales, que como dijimos, son solo una ínfima parte de una lista interminable de mentiras estúpidas e infantiles, sirven para graficar en lo caricaturesco que se ha convertido el kirchnerismo.
Lejos quedaron ya algunas de las miles de ridiculeces que hicieron a lo largo de doce años de gobierno, como las payasescas bravuconadas de ex funcionarios K, como Guillermo Moreno, Aníbal Fernández o Luis D`Elía, por citar algunos de los casos más emblemáticos, o la misión a Angola, la creación de Justicia Legítima, el allanamiento al avión del ejército de Estados Unidos encabezada por el ex Canciller Jacobo Timerman, miles de anuncios de obras que jamás se construyeron, como por ejemplo el Polo Audiovisual en la Isla Demarchi... en fin, como dijimos, la lista de ridiculeces kirchneristas es infinita, interminable, pero también debemos reconocer que tuvieron delirios mucho más importantes, como cuando Néstor Kirchner junto a Lula y Hugo Chávez anunciaron la creación del “Banco Sudamericano”.
Pero si hablamos de ridiculeces, las encontramos de todo tipo y color, incluso algo tan inimaginable como tratar de falsificar documentos con “liquid paper”.
Realmente, ¿a qué persona en su sano juicio se le podría ocurrir tratar de falsificar documentos con liquid paper? Piense usted, estimado lector, que estas mismas personas son las que están perpetrando un golpe de estado al gobierno de Macri.
Ni en una película de Mel Brooks, o del neorealismo italiano podría haber personajes tan siniestros, ridículos y caricaturescos como los que generó el kirchnerismo.
Para graficar al kirchnerismo, o si usted prefiere, a Cristina Fernández, lo podríamos hacer en un solo párrafo: Personas que pretenden engañar a la justicia falsificando documentos con Liquid Paper aspiran a organizar un golpe de estado y terminan atrincheradas en una casa en Río Gallegos temiendo ser linchadas por un grupo de manifestantes.
Eso es el kirchnerismo, una caricatura. Un grupo de desquiciados que aspiraban a “ir por todo” y terminaron como el personaje del genial Alberto Olmedo el “Yéneral González”, el dictador de “Costa Pobre", con la sustancial diferencia de que el personaje de Olmedo era ficticio y gracioso, en cambio los K son reales, dañinos y patéticos.