Decía Nietzsche “Dios ha muerto”, anunciando así el fin de los valores de la religión; en la actualidad podemos advertir que otra vez “dios ha muerto”, pero en esta oportunidad es el turno de “la razón”, el dios pagano de la ilustración.
La Ley Divina, la obligación de seguir lo dispuesto por un Ser Superior, a cuyos designios éramos obedientes; fue derrocada por el mandato de la razón, por el reconocimiento del poder de nuestra mente y el derecho a nuestra individualidad e independencia.
Ahora esta razón, la propia esencia del ser humano, agoniza a manos del “corazón”, a manos de los sentimientos.
El postmodernismo ha decidido que la razón, que nuestra mente; no es la mejor herramienta para tomar las decisiones de vida. El postmodernismo entronó a los sentimientos, al corazón, a los que considera más dignos que la fría e inhumana lógica.
Blaise Pascual nos advierte que “el arte de persuadir consiste tanto en el agradar como en el de convencer; ya que los hombres se gobiernan más por el capricho que por la razón”. Las PASO son un fiel reflejo de esto, todos los discursos son estrictamente emotivos, drama y euforia son sus condimentos.
Puros sentimientos, pero definitivamente no se le cae una idea racional a ningún candidato.
No obstante, nobleza obliga, la culpa no es de los políticos. Ellos sólo buscan “comprar” nuestro voto y para ello ofrecen lo que los votantes quieren, emociones, buenos deseos y magia.
Samuel Johnson afirmaba que “se puede tener por compañera la fantasía, pero se debe tener como guía a la razón”. Nuestros sentimientos pueden ayudarnos a orientar nuestras metas, pero el definir si esas metas son reales (por más que quiera no puedo volar como un pájaro) y el elegir los medios para alcanzar mis fines, son gestiones que deben ser llevadas adelante por la razón, por la lógica.
Es muy lindo escuchar a los políticos prometer bienestar y felicidad como si fuesen reyes magos, como si lo único necesario para hacer los sueños realidad fuese la buena voluntad.
Las caritativas intenciones que pregonan, deben pasar por el tamiz de la razón y contestar el “cómo se hace y el quien lo paga” para saber si pertenecen al mundo real o a la tierra de nunca jamás.
Decía Miguel De Unamuno “Siente el pensamiento, piensa el sentimiento”, Papá Noel no existe, comportémonos como adultos y exijamos que nos traten como tales y entendamos, que para cosechar, primero hay que sembrar, y para sembrar, primero hay que arar, y detrás del arado siempre hay sudor y esfuerzo.