Si en cualquier país del mundo se descubre que una presidenta como Cristina, que junto a su marido gobernaron más de 12 años, ocultó 5 millones de dólares en 22 plazos fijos se armaría un escándalo espectacular con grandes títulos en los diarios. Acá es una noticia chiquita, perdida en las páginas interiores que no le llama demasiado la atención a nadie. Estamos hablando de que Cristina no informó que tenía ese dinero ni a la AFIP ni a la Oficina Anticorrupción.
Si en cualquier país del mundo se descubre que Florencia, la hija de la presidenta, tiene en su caja de seguridad casi 5 millones de dólares termosellados pese a que nunca trabajó, se produciría una conmoción informativa y política muy potente. Acá ya nos olvidamos de semejante locura. La aclaración de su madre en realidad complicó más las cosas. Dijo que ese dinero era de ella y que le había pedido prestada la caja de seguridad a su hija. No aclare que oscurece, doctora.
Si en cualquier país del mundo se comprueba que Máximo, el hijo presidencial y ahora diputado, declara bajo juramento que gasta 57 mil pesos por día sin presentar un solo comprobante ni del supermercado, la reacción de la opinión pública sería tremenda. Acá eso pasó cómo por un tubo y tuvo una fugacidad insólita en los medios. Fue tan grande el dibujo que hizo el contador Víctor Manzanares que hoy está preso, que Máximo se vió obligado a rectificar semejante disparate.
Sobre todo porque juró por escrito que gastaba 57 mil pesos por día y el año anterior 45 mil pesos pero por mes. ¿Vió como aumento todo, doña?
Si en cualquier país del mundo una presidenta y su marido muerto, durante el ejercicio del poder compran una cadena de 4/5 hoteles se levantaría una ola de indignación imparable. Cuando el matrimonio presidencial llegó al poder nacional no tenían ni una habitación de un hotel. Hoy tienen el Alto Calafate de 103 habitaciones, Los Sauces, Las Dunas y La Aldea en el Chalten. Pero digo 4/5 hoteles porque el Waldorf de esta ciudad parece ser también de los Kirchner. Lo compró el Bochi Sanfelice, un histórico socio de la familia. Pagó 6 millones pese a que su patrimonio no llegaba a los tres millones. El hotel, de inmediato se llenó de presuntos pasajeros de la empresa Odebrecht, la más corrupta del mundo. Qué casualidad tan casual.
Si en cualquier país del mundo una familia como los Kirchner declara un patrimonio de 7 millones de pesos cuando llega al poder en el 2003 y cuando se va Cristina acusa 77 millones y su hijo 36, producto de la sucesión por la muerte de Néstor, todas las alarmas de la indignación se encenderían en una sociedad que mayoritariamente se gana esforzadamente la vida y paga impuestos como en ninguna nación del planeta. Y hay que agregarle otros 36 millones a Florencia que no está obligada a declarar porque no es funcionaria. Es decir que entre los tres tienen declarados y en blanco 150 millones de pesos. Es un numerito, ¿No? Sobre todo para gente que se dedicó a la política y fueron empleados del estado durante 30 años. Néstor intendente en 1987 y después gobernador y presidente. Cristina, diputada, senadora y presidenta. Al país que condujeron no le fue bien. Dejaron 12 millones de pobres, una inflación descontrolada y un autoritarismo inédito. Pero a ellos les fue maravillosamente bien. A ellos y a todos sus funcionarios y amigos. Todos se hicieron millonarios. Movilidad social ascendente que le dicen.
Y eso que estamos hablando solo de lo declarado. Solo del blanco. No les cierra ni pueden explicar el blanco. Se imaginan el negro, lo oculto. Porque Lázaro Báez, el socio, cómplice, empleado o testaferro de Néstor Kirchher, es la persona que más se enriqueció y más rápido en la década robada. De empleado bancario a magnate y terrateniente. Y nadie sabe cuál es el porcentaje de esa fortuna que les pertenece a la familia Kirchher. Aunque en realidad nos pertenece a todos los argentinos que esperamos que la ley de extinción de dominio finalmente se apruebe y tengan que devolver todo lo que robaron.
A esta altura no hay ninguna duda: el gobierno de la familia Kirchner fue el más corrupto de la historia. Los del menemismo fueron vueltos, chirolas, al lado de estas montañas de dólares y euros contados con maquinitas, transportados en bolsos y aviones, pesados en balanzas y depositados en el exterior.
Sin embargo, Cristina con la cara de acero es capaz de mentir diciendo que su enriquecimiento ya fue juzgado. Es cierto que hasta el 2009 el juez Norberto Oyarbide y hasta el 2012, el juez Canicoba Corral la sobreseyeron. Pero ahora tiene que responder ante la justicia desde el 2012 hasta la fecha.
A esta altura la bronca de la sociedad supera todos los límites y está exigiendo que haya juicio, castigo y condena para los que saquearon los dineros públicos. Gran parte de la sociedad mira a los tribunales y se pregunta en voz alta: ¿Irá presa, Cristina?
Los patrones del mal han aparecido contando dinero sucio en La Rosadita. Néstor mostró el mayor grado de excitación que se le haya conocido abrazando una caja fuerte de su tamaño y diciendo “éxtasis”. ¿No lo habrás filmado, no? Si Néstor, lo filmaron y quedó en la historia.
Cristina tiene tres procesamientos y va derechito a uno más y a por lo menos un juicio oral y público. Está acusada de todo: de jefa de una asociación ilícita para saquear al estado, de coimas, enriquecimiento ilícito, malversación de fondos públicos, evasión impositiva y lavado de dinero además de encubrimiento agravado.
Más que pingüinos son los buitres de Río Gallegos. Los que tienen niveles de codicia nunca vistos. Los que sufren bulimia de poder y dinero. Los que son capaces de vender a la madre y a las madres de plaza de mayo por un puñado de miserables billetes. El Frente para la Valija se instaló como el gobierno de los bolsos llenos de la plata de todos los argentinos. De norte a sur. Desde Milagro Sala hasta Lázaro. Todos la levantaron en pala mecánica y se la tenían que llevar en bolsos tan pesados que tenían que arrastrarlos.
Estamos hablando de casi todos los ministros y funcionarios que se hicieron millonarios. Amado Boudou, Julio de Vido, José López, Ricardo Jaime, el general César Milani solo son algunos, los más groseros y expuestos.
Hubo algunos funcionarios honestos pero hay que buscarlos con lupa.
Las familias Kirchner y Báez, seguramente explican el mayor monto de la gran estafa nacional y popular.
Martín Báez es socio de Cristina en el hotel La Aldea, de El Chalten. Báez juniors es dueño del edificio y la ex presidenta del terreno.
En su momento, el hijo de tigre supo tener el 48% de las acciones de Valle Mitre, la empresa que administró tres de los cuatro hoteles de la cadena “Kirchner, Resort All inclusive”. Las Dunas, era de Lázaro, pero se lo vendió a Néstor en cómodas cuotas. En el Alto Calafate se hizo esa vergonzosa operación de los 14 millones que Lázaro le pagó por habitaciones que jamás usaron a Cristina. Insólito. ¿Son muy tontos o demasiado vivos? O aplicaron el manual básico de lavado de dinero.
Las empresas de los Báez y los Kirchner batieron todos los records de facturas truchas. Son las empresas que le compraron la casa de Rio Gallegos a los Kirchner a precios sobrevaluados y con papeles subfacturados, o la que le pagaron alquileres por encima del mercado a varios departamentos de los K.
Esta fue la fábrica de millones que fundaron Néstor y Cristina. Tienen una fortuna tan grande que es casi imposible de justipreciar. Ni ellos saben cuánta plata y propiedades tienen.
No hay antecedentes en democracia de tantas estafas y negociados.
Revuelve el estómago de asco moral, como dijo Carrió, comprobar el olor nauseabundo que surge cada vez que se destapa una olla oficial. De cualquier negociado que se toque salta pus. Nunca presentan balances y los dibujos son groseros. ¿Qué papel cumplió el ladriprogresismo feudal? ¿Cómo se lo recordará cuando se cuente la historia de estos años de estafas y fractura social expuesta?
La única duda es si Cristina volverá. Que será millones está muy claro. Millones de dólares.