Esta tarde, demoraron a Juan Manuel Ducler junto con dos de sus abogados, uno de los cuales es Alejandro Sánchez Kalbermatten, también mi letrado personal, apoderado y amigo.
Rápidamente, empezaron a lloverme los llamados telefónicos. “¡Demoraron a tu abogado! ¿Qué vas a hacer?”, me dijo un colega de Buenos Aires, el primero en contactarme. Pronto, mis redes sociales se llenaron de mensajes preguntándome lo mismo. “Imagino que vas a defenderlo”, me dijo un amigo en común, en el mar que es Twitter.
¿Es lo que debo hacer? ¿Tengo que salir a encubrir a alguien solo porque lo conozco? ¿O debo buscar la verdad y contarla, como todo periodista que se precie de tal? ¿Cuál es la decisión más ética? Creo que la respuesta es obvia.
Veamos primero los hechos, tal cual fueron detallados por el portal Infobae:
Las demoras se realizaron en la calle Cerrito luego de que Ducler y sus dos abogados salieran de un edificio tras haber cobrado el dinero de una presunta extorsión que se habría iniciado hace unos 15 o 20 días.
Antes del encuentro en esa oficina del centro porteño, la Policía Federal había colocado cámaras de filmación y había marcado los billetes que fueron a buscar Ducler y sus abogados. En la 'negociación' previa, las partes habían acordado que del millón de dólares que habían acordado para que Ducler cediera la información, esta tarde se entregarían 300 mil.
Cuando se desarrollaba el encuentro, el juez ordenó que se realizara el intercambio de dinero y preparó el operativo para demorarlos a Ducler y sus cómplices apenas salieran de la oficina con los 300 mil dólares. Se trató de lo que fuentes policiales denominan una "entrega controlada".
Según las fuentes judiciales, existen audios y filmaciones que probarían el delito de extorsión al que habrían sometido al empresario Eskenazi. En ese supuesto chantaje, Ducler habría nombrado a periodistas y políticos que lo habrían presionado para difundir información para perjudicar a los Eskenazi.
Todo comenzó hace poco más de dos semanas cuando el Grupo Petersen, de Sebastián Eskenazi, se presentó ante la Justicia para denunciar una extorsión que quedó en manos del juez Cresseri y de la fiscal Cinthia Oberlander. Luego de una larga investigación, y bajo la supervisión de la Policía Federal, esta tarde fueron demorados Ducler y sus cómplices.
Casi que no caben dudas respecto de lo sucedido. Hubo un delito y una posterior demora. Simple y sencillo.
Es curioso, porque en las redes sociales se habló de una conspiración para callar a un supuesto testigo estrella de la corrupción del kirchnerismo. Pero no, lo que aparece en escena es claro y coincide con lo que me han contado fuentes judiciales.
Es una trama de extorsión, que no me sorprende viniendo de Juan Manuel Ducler, con quien he discutido fuertemente en los últimos meses porque pretendía que rectificara mis notas periodísticas en las que cuento que su padre lavó dinero para el duhaldismo y para el kirchnerismo. Mal que le pese, ello ha quedado debidamente documentado y refrendado por la mismísima Interpol.
@CeSanz1 https://t.co/wkZmNvawej La familia Ducler sigue esperando tu retractación pública.
— Juan Manuel Ducler (@juaniduc) 18 de julio de 2017
En ese contexto, luego de la muerte de su padre, Ducler había empezado a asegurar que daría a conocer documentación que comprometía a exfuncionarios K. Amagó y amagó, pero nunca mostró nada.
¿Por qué no terminaba de hacerlo? ¿Estaba amenazando a alguien? Solo algunas de las preguntas que me hice entonces. Claramente, se trataba de una actitud sospechosa, que cobra sentido luego de lo ocurrido esta tarde.
Muchos no quieren creer en las crónicas periodísticas, porque aún flota en el aire la bronca contra los Kirchner, que se suma a la pésima reputación de la familia Eskenazi, siempre sospechados de ser testaferros de Néstor y Cristina. No obstante, ello no debe cegar a los que deben hacer un juicio de valor objetivo para analizar lo sucedido.
En estas horas, mientras termino de escribir estas líneas, sigo adentrándome en la averiguación de este tema, junto a la inestimable ayuda de puntuales colegas.
Si finalmente no fuera la trama como se ha mostrado hasta ahora, seré el primero en pedir disculpas públicamente. Mientras tanto, me siento en la obligación ética de condenar lo sucedido y me pongo en la obligación de ir dando a conocer todos los detalles de la causa judicial que se ha iniciado por extorsión contra Ducler y Kalbermatten, me lleve al lugar al que me lleve y complique a quien complique.
Como digo siempre, primero soy periodista… luego ser humano.