Ayer nomas, la Policía Federal demoró a Juan Manuel Ducler, hijo del “arrepentido” Aldo ídem, junto a dos abogados, uno de ellos mi propio letrado, Alejandro Sánchez Kalbermantten.
Todos ellos están involucrados en una causa por supuesta extorsión y fueron trasladados a la Superintendencia de la Policía.
Según trascendió, Ducler y los dos letrados fueron interceptados por los efectivos sobre Cerrito, cuando salían justamente de cobrar el dinero del presunto chantaje.
En una columna que escribí a última hora de este jueves, comenté que investigaría el caso hasta las últimas consecuencias, ya que aparecía involucrado mi abogado y amigo, Sánchez Kalbermatten.
En ese contexto, no solo empecé a investigar el expediente de marras, sino que además pedí a este último que me explicara qué había ocurrido. Esto me dijo, a través de un audio de Whatsapp:
Yo acompañé a Ducler a una reunión convocada por el grupo Eskenazi y, a instancias de ellos, a la oficina en Cerrito 740. De repente, de la nada, apareció una gente e hicieron un allanamiento y obviamente nos llevaron a todos los que estábamos en la reunión.
Se trata de una denuncia que hizo Eskenazi. Nos hizo ir ahí, nos hizo una celada y bueno hicieron esto.
Ya estoy en libertad, si de hecho solo estuve demorado, es una payasada eso de la extorsión. ¿Qué extorsión puede haber si yo jamás hablé con nadie?
Acompañé a un cliente a una reunión de trabajo, así que imagínate la calentura que tengo.
Como ya mencioné, Juan Manuel Ducler es hijo de Aldo, el financista que falleció en mayo pasado mientras caminaba por la calle San Martín.
Antes de fallecer, el hombre había pedido audiencia con las autoridades de la Unidad de Información Financiera (UIF) para supuestamente aportar información sobre el vaciamiento de YPF durante el gobierno de Néstor Kirchner.
Antes de que especulen con historias dignas de novelas policiales yanquis, deben tener en cuenta que Ducler no fue asesinado, sino que falleció como consecuencia de una "isquemia", con un cuadro de varios infartos cardíacos anteriores y un corazón que pesaba casi el doble de lo normal.
Y una cosa más: fue quien blanqueó dinero para Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.