“Yo paro todo el país, a mí no me van a forrear”. La frase la pronunció Hugo Moyano y el destinatario fue su propio hijo Pablo. La referencia es obvia: la avanzada judicial que en estas horas acorrala al camionero y que promete llevarlo tras las rejas.
Ciertamente, hubo una repentina “aceleración” en su contra, ya que se le abrieron tres procesos judiciales en menos de un mes.
Uno es por el presunto lavado de dinero y desvío de fondos del sindicato de Camioneros hacia un holding de empresas vinculadas a su esposa, Liliana Zulet, y a dos hijastros.
A su vez, la Procuración de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) lo denunció por lavado de activos y presunta evasión impositiva: apuntó al cruce de operaciones entre camioneros y la empresa postal OCA.
La tercera causa es aquella en la que se lo acusa de ser parte de una asociación ilícita y de fraude contra Independiente por presuntos negocios ilegales con la barra brava del club.
En ese contexto, Moyano no duda de que, detrás de su derrotero, se encuentra la mano del Ejecutivo macrista. Por ahora, son solo suspicacias, ya que no hay elementos certeros que lleven a semejante conclusión. Sin embargo, el camionero persiste en sus sospechas.
Por eso, ha comenzado a trazar una estrategia que le permita capear el temporal. Por el momento, solo habrá mensajes por elevación al jefe de Estado, para intentar un acercamiento. La hipótesis de máxima, si ello no funcionara, será avanzar en un paro de los camioneros, con la eventual adhesión de otros gremios.
Le será complicado, ya que, en su paso por la CGT, Moyano solo ganó rechazos y casi ningún apoyo. Es lógico: solo se ocupó de trabajar en pos de los intereses del sindicato camionero.
"Si voy preso, que sea en la celda de al lado del padre de Macri", dijo durante una entrevista televisiva en Crónica, como parte de la primera parte de la estrategia, donde avanza en sus metamensajes. A cambio, espera un llamado desde Casa de Gobierno.
Para que no queden dudas de sus intenciones, Moyano reconoció que no habla con el mandatario desde hace aproximadamente dos meses. Nadie se lo había preguntado.
Como sea, la frase sobre el padre de Macri no pasó desapercibida en la Casa Rosada, donde está por desempolvarse una carpeta que destrozará la ya alicaída imagen de Moyano. Allí aparece un tópico que permitiría explicar parte del blanqueo de dinero del moyanismo.
Por un lado, aparecen ostentosos negociados entre la obra social de camioneros (OSCHOCA) y puntuales firmas pertenecientes a la mujer del gremialista, Liliana Zulet; por el otro, ciertos movimientos erráticos de dinero que complican a la firma OCA, que Moyano controla a través de un testaferro llamado Patricio Farcuh.
En este último caso, hay un dato que sorprenderá a propios y ajenos aún cuando ya fue revelado por este portal: tiene que ver con el tráfico de drogas a través de camionetas postales, tópico del cual supo sacar provecho Alfredo Yabrán cuando era dueño de la misma empresa.
Entre esa investigación concreta, que involucra a OCA, y el expediente que indaga en los vínculos de Moyano con los barras de Independiente, hay un solo paso.