El Banco Central afronta una tormenta que está poniendo a prueba su poder de fuego para defender la política monetaria y la lucha anti-inflacionaria, y en mayo continuarán las tensiones, aunque sin riesgo por ahora de que se aproximen vientos huracanados.
Si bien en el oficialismo dicen que es una garúa pasajera, el BCRA se lo toma muy en serio: reunió de urgencia al Comité de Política Monetaria y de un sablazo subió la tasa de interés de referencia 3 puntos porcentuales, hasta 30,25%.
Fue una movida tan inesperada como contundente: el dólar se había disparado por encima de los 21 pesos, rozando los 22 en Mendoza y otras ciudades del interior, y tras la suba de la tasa el tipo se desinfló a 20,90 pesos.
¿Era necesario encarecer las Lebacs, que representan el 12% del PBI y 121% de la base monetaria, para que el dólar baje 1% por un rato? Así lo entendieron los responsables de la política monetaria, con el objetivo de realinear las expectativas.
"El Banco Central tomó esta decisión con el objetivo de garantizar el proceso de desinflación y está listo para actuar nuevamente si resultara necesario", dijo la entidad en un comunicado.
La clave para el Central está en la decisión de seguir usando las Lebacs para esterilizar pesos y la tasa de interés para bajar la inflación, aunque cuando el ritmo de descenso del déficit fiscal no acompaña.
Es que aún con el altísimo retiro de pesos por la venta de dólares el promedio de los agregados monetarios sigue creciendo por arriba del 25% anual, a raya con la tasa de inflación que afecta a los consumidores en la actualidad.
¿Por qué tanta tensión en el mercado? Por la conjunción de acontecimientos locales y externos. Pero también por la acumulación de errores no forzados que fueron deteriorando la confianza en la autoridad monetaria a cargo de Federico Sturzenegger.
Traspiés y resbalones se fueron acumulando quizás por la subestimación de los problemas macroeconómicos o por la elección equivocada de la política monetaria, alimentando la bicicleta financiera a costa de las arcas estatales que en definitiva se pagan con el sudor de los contribuyentes.
Con las expectativas de inflación en alza, tocando el 31% para los próximos doce meses, y la confianza de los consumidores bajando 13,2% anual, el Central tenía algunas razones para subir la tasa el martes pasado desde el 27,25%, pero no lo hizo.
En la entidad no observaban en estos elementos como determinantes para subir la tasa, incluso cuando el contexto internacional daba señales en ese sentido: alza de la tasa de interés en los Estados Unidos y apreciación global del dólar.
Por error, omisión o excesiva confianza en la política monetaria hacia adelante, la entidad monetaria debió sacrificar 3.100 millones de dólares de reservas en tres días para calmar la demanda de dólares.
A pesar de las internas políticas entre la jefatura de Gabinete y la conducción del Central, en Cambiemos niegan en público que exista una mala praxis y le cargan toda la responsabilidad de la tormenta actual al contexto internacional.
Ni importadores ni ahorristas ni consumidores generaron el desbarajuste.
Los responsables del cimbronazo cambiario fueron fondos comunes de inversión que vinieron al país atraídos por tasas del 38% en 2016 y ahora, ante la mejora del rendimiento de los bonos norteamericanos, dolarizan y se van del país.
El 16 de mayo la entidad deberá afrontar una nueva prueba de fuego: el mayor vencimiento histórico de Lebac, por unos 678.000 millones de pesos, de un total de 1,27 billones de pesos colocados en ese instrumento.
Para mayo el Central y el Poder Ejecutivo esperan una fuerte desaceleración en la inflación porque ya no se registrarán aumentos de tarifas.
Pero quedan abiertas otras variables que pueden volver a impactar en el esquema.
Cuando se bajan drásticamente los subsidios y se libera el mercado a la decisión privada en medio de un proceso inflacionario, los países suelen perder poder de fuego para contener sobresaltos imprevistos que puedan venir del exterior.
¿Qué pasará entonces con el valor del dólar en el arranque del quinto mes del año? Las tensiones continuarán pero el Central no lo dejará escapar, a menos hasta que el presidente Mauricio Macri ponga el grito en el cielo para propiciar una devaluación en pos de ganar competitividad para la economía.