El Fondo Monetario Internacional (FMI) es una organización integrada por 184 países creada en 1945 para asegurar la estabilidad financiera de sus miembros. Argentina es uno de esos países.
Esta entidad opera mediante préstamos a tasa baja que sirven para estabilizar la economía, a cambio de supervisión de las políticas económicas de los países miembros.
Pero, hay un pequeño inconveniente, que es por el que la mayoría de los gobiernos le escapan: se dedica a revisar las cuentas en defensa de los intereses -como es lógico- del FMI, cosa que parece que a muchos les molesta.
Imagine, estimado lector, la siguiente situación:
Un empresario va a un banco cualquiera y pide un crédito para agrandar su fábrica. El bando le otorga el préstamo a una tasa anual del 3%. El empresario en cuestión agranda, efectivamente, su fábrica y eso le genera una ganancia mayor a ese 3% que le cobró el banco. No hay dudas de que, en este caso, haber obtenido el crédito fue algo positivo.
Ahora imagine al mismo empresario pidiendo el mismo préstamo al mismo banco con la misma tasa, pero en lugar de expandir su fábrica, el buen señor gasta ese dinero en fiestas, cruceros por el mediterráneo, casinos y autos súper deportivos.
Obviamente, además de quedarse sin el capital aportado por el banco, va a tener que sacar plata de otro lugar para poder devolver el crédito. En este caso, ¿de quién es la culpa, del empresario o del banco?
Exactamente eso es lo que hizo, sistemáticamente, a través de distintos gobiernos, la República Argentina. Jamás utilizamos los créditos para infraestructura, sino para financiar el déficit fiscal que genera nuestro enorme, burocrático, parasitario e ineficiente estado.
El kirchnerismo versus el FMI
Desde el principio, el kirchnerismo, se jactó de no depender del FMI y tener "independencia y soberanía económica". Más allá de estas mentiras infantiles, lo real es que, como sabemos, para que el FMI otorgue un crédito a un país, éste debe cumplir ciertos lineamientos pautados, los cuales serán controlados por el Fondo, como dijimos, cada tres meses.
Ese es el verdadero motivo por el cual Néstor Kirchner se desligó del FMI, para no ser controlado. A partir de ahí comenzó a dibujar los índices del INDEC, especialmente los datos de inflación y pobreza, y destinar recursos a, por ejemplo, obra pública de manera indiscriminada, pero además adjudicada sistemáticamente a Lázaro Báez.
Néstor Kirchner canceló la deuda con el FMI
En honor a la verdad, es cierto. Cuando Néstor Kirchner anunció, con un gran golpe mediático, que se había pagado la deuda externa, pagó más de 10.000 millones al FMI, que dicho sea de paso, nos cobraba un interés anual menor al 4%, para hacerlo, no tuvo mejor idea que venderle al “compañero bolivariano” Hugo Chávez bonos a un interés muy superior al 10%, pero se ve que el negocio funcionó bien, porque luego, la venta de bonos con un interés usurario aplicado por Chávez fue del 15%.
Pero volviendo al episodio del pago el FMI, cuando dijo "se pagó la deuda externa", mantuvo el endeudamiento por 130.000 millones, y no sólo eso, sino que la deuda fue creciendo.
Estos, según el boletín oficial, son los números:
2001: se pagaron intereses por unos 10.000 millones de dólares.
2003: la deuda total ascendió a 186.000 millones de dólares.
2008: se debieron pagar, aproximadamente, 6.000 millones de dólares de intereses.
2009: La deuda es de 145.000 millones de dólares y en ese mismo año vencieron bonos de deuda por 20.500 millones de dólares, de los cuales, adivine ¿a quién fueron vendidos la mayor cantidad? ¡Sí Adivinó! al compañero Hugo Chávez, ¿y sabe cómo se pagaba, supuestamente, esa deuda? una mitad con el superávit fiscal, y la otra tomando nuevos créditos del BID, el Banco Mundial o, seguramente, de nuevo del buen amigo Chávez.
Cristina no se endeudaba
Más allá de que la gestión de Cristina dejó las reservas del Banco Central en cero, la realidad es que al no poder tomar deuda, ya que ninguna entidad internacional le otorgaba préstamos debido al descontrolado gasto público que había generado, financiaba la duda que generaba con emisión monetaria.
La inflación real de los últimos años del kirchnerismo fue del 40%.
Concluyendo
En definitiva, el problema de la Argentina no es el Fondo Monetario, somos nosotros.
Argentina nunca cumplió con ningún acuerdo con el Fondo Monetario. Desde los años ochenta, en los noventa y en los dos mil también, nunca se cumplió el superávit fiscal.
Los que generamos la economía que tenemos en Argentina, los que generamos el 35% de pobreza somos nosotros, no es el Fondo Monetario.
Por lo tanto, el problema no es pedirle prestado al FMI, el problema es si realmente se va a usar el crédito para generar inversiones, empleo y crecimiento o lo van a seguir usando para seguir financiando la fiesta del déficit que desde hace décadas viene pagando la clase media.