Una de las mejores ideas que tuve en mi vida fue la concreción de este portal, Tribuna de Periodistas. Se trata de una “genialidad” —perdón por lo pretencioso— nacida al calor de la necesidad de hacer periodismo independiente allá por el año 2003 (en realidad, arrancó en 2001 como diario de papel y luego "saltó" a formato web).

No necesito describir demasiado su funcionamiento, porque está a la vista. Es, a mi entender, el mejor medio de comunicación de la Argentina, no solo por su honestidad, sino también por su rigurosidad y responsabilidad.

Si alguien duda al respecto, solo debe leer el manual de Estilo de TDP o hablar con su Ombudsman (Defensor del lector). Si no fuera suficiente, se puede consultar a cualquiera de los periodistas que escriben aquí. Se trata del mejor equipo de profesionales que alguien puede aglutinar, por lejos.

Estoy muy orgulloso de todos ellos: cada uno despunta con sus virtudes, lo cual supera a sus propios defectos, ninguno de gravedad.

Sin embargo, hay alguien que merece una mención especial, aquel al que le debo casi todo: Diego Gentilezza, nuestro webmaster y, a la sazón, uno de mis amigos de toda la vida.

Es el alma mater de TDP, el que no se deja ver pero que trabaja más que nadie. Aquel que un caluroso día de febrero de 2003 me preguntó, ante mis risueñas tribulaciones: “¿Cuándo te gustaría que Tribuna esté operativo y funcionando?”.

Hasta ese momento, la idea de armar este portal era solo una fantasía en mi cabeza, algo que quería hacer pero que se antojaba casi imposible. En esos días, desarrollar algo así era bastante oneroso… y no solo a nivel dinerario.

Y ahí estaba Diego, que no solo me decía que sí, que avancemos, sino que además subía la apuesta y me preguntaba cuándo quería que todo estuviera online.

Recuerdo haber balbuceado algo impreciso, y realmente no tengo registro de haber respondido algo concreto y conciso. No obstante, días más tarde, ahí estaba TDP funcionando, gracias a él. Y yo era sumamente feliz con esta, mi nueva creación.

No fue lo único que hizo —y hace— Diego respecto de este portal. Es el que todo el tiempo se ocupa de que todo esté funcionando correctamente. El que me tolera a cualquier hora del día diciéndole que tenemos tal o cual problema.

Es también quien va mejorando el diseño del sitio cada tanto e incluso el que se ha enfrentado a los más furibundos ataques sufridos en los peores momentos del kirchnerismo por parte de rentados hackers.

Y mucho más: es quien contiene mis caprichos permanentes, el que presta sus oídos e intenta avanzar en lo que le pido, cuestiones siempre ambiciosas… y casi irrealizables. Y siempre me sorprende, logrando aquello que parece imposible.

Por eso estas líneas, porque quiero agradecerle públicamente por todo lo que hace y ha hecho por mí. Con una generosidad infinita, que va más allá de lo laboral.

Diego no solo es un gran tipo y un excelente amigo, sino también un brillante profesional. El mejor en lo suyo, por lejos.

Festejo que la vida nos haya cruzado alguna vez. Y, más allá de TDP, espero que sea por muchos años más.

* La bella mujer que aparece a su lado en la foto que ilustra esta nota, es una de mis mejores amigas, Lili.