Tal como ya se veía venir, la senadora nacional Cristina Kirchner se encuentra entre la espada de sus “amigos” empresarios y funcionarios que declararon como imputados colaboradores y la complicaron judicialmente con gran entusiasmo y la pared de una Justicia que no va a descansar hasta ver a la ex presidenta en una incómoda celda acusada de liderar una Asociación Ilícita, la más grande en la historia dicho sea de paso.
En ese contexto, el juez federal Claudio Bonadío, quien lleva cinco de las seis causas que pesan sobre Cristina, por estas horas está preparando el dictamen que llevaría a la líder de Unidad Ciudadana tras las rejas, no es un dato menor, el magistrado está atrás de CFK hace ya mucho tiempo sin consignar una victoria que la prive de su libertad.
Como si fuera poco, la gran mayoría de los personajes que han sabido ser allegados a la otrora jefa de Estado hoy le soltaron la mano ¿No suena conocida la historia? Es como cuando Cristina “abandonó” a Julio De Vido, hasta la mujer de éste último lanzó quejas a ese respecto.
En estos días tan movidos para aquellos empresarios que actuaron como “arrepentidos” en la causa de los cuadernos de la corrupción k, todos intentan escapar de ser acusados de formar parte de la asociación ilícita. Algunos argumentan que si todos formaran parte del mismo grupo delictivo no se robarían unos a otros, también están aquellos que fundamentan la gran diferencia mencionando que una cosa es que te pidan dinero para continuar aumentando su patrimonio, y otra es encontrarte obligado a entregar el efectivo para poder mantener el empleo.
En ese sentido, el empresariado, ruega y reza que Bonadío tome en cuenta cada una de las declaraciones y separe los tantos entre aquellos que se hicieron millonarios gracias a los retornos y aquellos que, según argumentaron, no tuvieron otra alternativa más que desembolsar lo pretendido.
Absolutamente todos cuentan cada segundo, el lunes, el magistrado publicará los procesamientos, todos tiemblan pero no pierden esperanzas, tal vez, solo tal vez, alguno pueda ser beneficiado con la prisión domiciliaria, aunque las probabilidades son desmedidamente escasas.