"El peronismo acompaña hasta la puerta del cementerio, pero no entra", reza el dicho popular. Por eso mismo, no vamos a hablar de ética. No olvidemos que estamos hablando de peronismo, donde la palabra ética es prácticamente desconocida. A lo sumo saben de lealtad, pero hasta cierto punto.
El peronismo suma un nuevo dilema. El primero, y que viene arrastrando desde diciembre de 2015 es que, por más que les pese a los peronistas “no kirchneristas”, saben perfectamente que es Cristina quien no sólo más votos justicialistas cosecha en una elección, sino que además es, quien más gente moviliza en un acto. Y también saben que, paradójicamente, con Cristina candidata perderían cualquier elección, especialmente a nivel nacional.
El segundo es el pedido de desafuero de la Senadora Cristina. Con la confirmación de que el Juez Claudio Bonadío sumó pruebas contundentes -tanto en cantidad como en su contenido- contra la expresidenta, Pichetto, que es quien maneja el “peronismo no K” en el senado, se encuentra atrapado por el peor de estos dos dilemas: autorizar el desafuero de la ex presidenta o salvarla de ir presa.
Tanto el tenor, como la cantidad de pruebas, hacen que evitar el desafuero sería insostenible, por lo que su postura a negarse ante la evidencia del juez sería un suicidio político, y para algún sector que lo apoye, también.
En realidad, el mismísimo Pichetto, como la inmensa mayoría de los peronistas no K, quisieran desaforar a Cristina ya mismo. ¿El motivo? más que claro: sacarla de una vez por todas del escenario político, ya que como hemos dicho mal que les pese es CFK quien más votos peronistas tendría a la hora de una elección, para luego tratar de unificar el peronismo y competir mano a mano con Macri en el 2019.
Ahora bien, Pichetto dice: "Desaforar a la senadora Fernández puede ser peligroso, porque mañana le puede tocar al presidente". Pero, ¿qué quiere decir en realidad? ¿cuál es el problema?
Los motivos son dos, ambos corporativistas. El primero es que si el senado desafora a Cristina, debería hacer lo mismo con otros tres senadores (casualmente peronistas) que también tienen pedido de desafuero: Carlos Menem, José Alperovich y Juan Carlos Romero. El segundo es que en el futuro, ninguno de ellos podrá contar con el "escudo protector" que les otorgan los fueros.
Si bien el juez dispuso la prisión preventiva y el pedido de desafuero al Senado de la Nación, el mismo recién se hará efectivo una vez que el fallo quede firme por decisión de la Cámara Federal.
Por otro lado, tanto Pichetto como el resto de los senadores pueden votar lo que quieran, ya que en el eventual juicio oral, que comenzará el 26 de febrero en la que la acusan de asociación ilícita por la causa de la obra pública que se le concedió a Lázaro Báez en Santa Cruz en la que también serán juzgados Julio De Vido y José López CFK seguramente será condenada y luego, con sentencia firme, será imposible evitar el desafuero.
Pero volviendo al nudo gordiano de la cuestión, Pichetto tiene la posibilidad de facilitar el desafuero de Cristina, correrla de la escena política y convertirse en el potencial candidato presidencial del peronismo, que es a lo que realmente aspira. Pero sabe que con eso entregará a varios senadores.
Si no promueve el desafuero, automáticamente se convertirá en cómplice, y por consiguiente pasará a ser un cadáver político.
¿Cómo se sale del laberinto? Es una verdadera intriga, pero lo único seguro es que, de ética, ni hablar.