No es un conflicto sindical. Es una batalla por el control de la aeronavegación privada en el país. Se trata de la resistencia de los sindicatos peronistas a que haya competencia.
Controlan una empresa que es Aerolíneas. Resisten las low cost. Ese es el conflicto. No lo hacen con el ánimo de defender la “aerolíneas de bandera” sino de controlar esa única empresa, negociar salarios e ingreso de gente. Estos dirigentes procuran evitar que el gobierno elegido por la mayoría pueda llevar a cabo su política de transporte aéreo. Porque su posición responde a la lógica del pensamiento nacionalista en el cual la conjunción entre Pueblo y Estado hacen a la defensa de la soberanía nacional. Porque en el fondo, el argumento de los sindicatos es la defensa de la soberanía argentina sobre sus cielos, en contra de las empresas extranjeras que se quieren apropiar de lo nuestro.
Hasta parece absurdo que cuando se habla de que haya más empresas volando en Argentina, lo cual implica apertura de puestos de trabajo, los sindicatos se enojen y lo rechacen. Tan solo un sindicalista miope se niega a que se abran fuentes de trabajo en su gremio.
No quieren competencia. Es por eso que cuando fueron entrevistados parecía que el eje del reclamo era “el fracaso de Dietrich”. Hicieron un paro simplemente porque consideraban que la empresa debería haber pagado este mes un importe de dinero que la empresa considera que lo tiene que pagar el mes próximo. Joder a 30.000 personas simplemente porque pensaban cobrar unos mangos más este mes y no pudieron. Eso demuestra la batalla política que se esta dando ahí. Si hay más empresas y más competencia, pierden el control, es más fácil parar una empresa estatal que 10 privadas.
Guillermo Dietrich en declaraciones a Radio Mitre los dijo claramente hoy: “Quieren controlar la empresa para designar ellos quienes trabajan”.
En esa lógica, los sindicatos están resistiendo la política de Cambiemos en la idea de que en el futuro un gobierno peronista los va a restituir en su poder. Es una especie de coto cerrado, como para el radicalismo pueden ser las universidades públicas. Son espacios que se perciben como propios, y se defienden contra cualquier cosa que pueda alterarlo.
El supuesto “orgullo” de ser de Aerolíneas Argentinas, nuestra aerolínea de bandera, es palpable en muchos empleados. El célebre Fernando Peña, quien trabajó como asistente de cabina por años en los aviones, hablaba pestes de LAN la aerolínea chilena. Simplemente esa empresa no le concedía tantos beneficios a sus empleados como Aerolíneas. Bajo gestión de La Cámpora hicieron lo imposible para correr a LAN del Aeroparque, simplemente, porque la empresa es del ex presidente Sebastián Piñera, “de derecha”. Casi como que cada azafata y cada piloto de la empresa suponen que están “haciendo Patria” sobre los aviones.
La nueva política de Deitrich para el sector es multiplicar la cantidad de gente que viaje por el país en avión. Es lógico. Argentina es el octavo país de mayor superficie en el mundo y no parece lógico que la gente tenga que moverse en micros de larga distancia en viajes que pueden durar 24 horas, cuando por aire lo pueden hacer en apenas dos.
Por eso es la política de low cost. De bajo precio no quiere decir menos segura. En el mundo está lleno de aerolíneas low cost que son seguras. El negocio aeronavegación tiene una particularidad. Tiene márgenes de rentabilidad muy ajustados. Un cambio inesperado en uno de los factores que fijan sus costos, aunque chico, pueden hacer que la empresa entre a operar a pérdida. Por eso para hacer rentables a las empresas se recurren hasta los mínimos detalles, como en servicio a bordo. En las low cost se paga aparte. Como pasaba en los ferrocarriles de antaño, cuando pasaba por los vagones los vendedores de bebidas.
Al igual que los maestros en otras épocas que gozaban del respaldo de las clases medias, ayer parece haberse roto ese respaldo que ha tenido el público con los empleados de Aerolíneas Argentinas. Luego del paro, fueron recibidos con insultos. Muchos de ellos no tienen ni idea de lo que se está jugando.