El comunicado aterrizó en la ostentosa oficina de Patricia Bullrich esta misma semana. Ello provocó que la ministra de Seguridad enfureciera de inmediato: “¿Cómo el Reino Unido puede plantear la posibilidad de ataques terroristas en Argentina?”, se preguntó la funcionaria.
"No estamos de acuerdo", dijo Bullrich a los medios sobre la advertencia de marras. Luego, sin que nadie se lo preguntara, añadió que el país "está preparado para garantizar" la seguridad durante la Cumbre de Líderes del G20.
Veinticuatro horas más tarde, el gobierno desactivó un posible atentado contra Claudio Bonadio, acaso el juez que más enfocan las luces de Comodoro Py en estas horas, el “dueño” de la causa de corrupción más relevante del país.
Acto seguido, se detectó una supuesta “célula” del Hezbollá en el porteñísimo barrio de Floresta, integrada por los hermanos Axel y Kevin Abraham Salomon, de 23 y 25 años respectivamente. ¿Fue una coincidencia acaso? ¿Justo después de la alerta del Reino Unido aparecieron atentados y terroristas por doquier?
Quienes conocen del tema aseguran que no, que ambos hechos están lejos de ser azarosos. Con relación a la intentona contra Bonadio, las sospechas refieren a la posibilidad de la adquisición de un atentado “llave en mano”.
A ese respecto, la pregunta que flota en el aire es la más obvia: ¿Qué vínculos existen entre el “grupo anarquista” allanado esta semana y los servicios de Inteligencia vernáculos? Es un dato que saldrá a la luz más temprano que tarde.
Dicho sea de paso, ¿qué clase de terroristas conservan en el mismo lugar en el que conviven docenas de explosivos y mechas, todo ello luego de haber cometido un atentado de alto impacto?
La trama detrás de lo ocurrido en el cementerio de la Recoleta es bastante más brumosa y merece un párrafo aparte. Solo debe recordarse un nombre: Carmen Salcedo, referente del "Peronismo para la Victoria". Es la madre de la malograda “terrorista” Anahí Esperanza Salcedo.
“Son buena gente”
El caso de los hermanos Axel y Kevin Abraham Salomon es toda una cuestión en sí misma. Por caso, ¿quién fue el autor del panfleto anónimo que los acusó de estar relacionados al Hezbollá? Y más aún: ¿Por qué la Justicia le dio entidad?
La operación que se llevó adelante no solo es pueril, sino que puso en riesgo la seguridad de los propios acusados, uno de los cuales trabaja para una empresa que está relacionada con Estados Unidos.
“Es todo mentira. Vean el expediente y se van a dar cuenta de todo. Los argumentos son falsos", dijo Marcelo, el padre de los hermanos Salomon al portal Infobae con elocuente —y justificada— indignación.
Una digresión al respecto: ¿Cómo es posible que los grandes medios hayan caído en la trampa de publicar una trama casi infantil como si fuera real?
Más allá del papelón del Hezbollá-gate, sorprende la aparición de un nuevo fenómeno: el de la “tercerización” de ciertas operaciones de Inteligencia.
En su momento, eran movidas que impulsaban los propios gobiernos, con precisión y cuidado. Es una moda que empezó con Raúl Alfonsín en septiembre de 1988 con los famosos incidentes “Modart”. Luego ello fue mejorado y pulido por Carlos Menem y el kirchnerismo.
Ahora, en medio del ajuste feroz que lleva adelante el macrismo, las operaciones parecen no haber escapado a la misma lógica. Es lo que hay.