La retahíla de incrementos tarifarios dejó mucho más que billeteras enflaquecidas, logró incluso consecuencias más allá del malestar social. El tópico tarifario fue precursor de una de las medidas más utilizadas por el presiente Mauricio Macri: un profundo cambio institucional.

Primero fue la salida del entonces ministro de Energía a mediados de este año, Juan José Aranguren. El elocuente argumento que supieron dar aquellos allegados a su persona fue que esa eyección se dio a raíz de fuertes tenciones y gran desgaste por el aumento en los servicios, con el agravante de una política de mayor intervencionismo que en aquel momento había planteado el Gobierno.

En la coyuntura, quien sale expelido de la (devenida en) Secretaría de Energía, es Javier Iguacel, quien aguanto seis eternos y duros meses al frente antes de renunciar a las tensiones por el tarifazo que golpea a la ciudadanía y tras soportar la política económica disidente de quien fuera su "jefe", el todopoderoso ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. 

Quien posará sobre la caliente e incómoda silla de la secretaría más conflictiva será Gustavo Lopetegui, hombre de mayor confianza tanto del presidente como del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, siendo éste un asesor de sendos funcionarios y con una larga estadía bajo la órbita del Ministerio Coordinador como Vicejefe, junto al aparentemente olvidado Mario Quintana.

La gran paradoja de este cambio refiere a un giro de 180 grados respecto al liderazgo: mientras Lopetegui ostentaba el cargo de vicejefe de Gabinete, tenía bajo su brazo el mando de varios Ministerios, entre ellos, el de Hacienda. Ahora, en la coetaneidad de esta modificación, el flamante ministro Dujovne pasa a quedar por encima del nuevo secretario de Energía.

Si bien en ese sentido los roles cambiaron, Lopetegui continúa teniendo una llegada mayor al tándem Macri-Peña, con un asesoramiento que no cesa. Además de poseer una relación más cordial con Dujovne, lo que hace presumir que no tomará medidas por su cuenta, como sí lo había hecho Iguacel, sin consultarlo con su mayor de Hacienda.

Es dable rememorar que la relación entre el ministro de la coordinación económica e Iguacel empezó con el pie izquierdo al momento en que el ex titular de Energía había detentado la implementación de un retroactivo en las facturas del gas a pagar en 24 cuotas, ello, tras la pérdida de sustentabilidad de las empresas del sector petrolero luego del brusco aumento de la divisa norteamericana, algo que enfureció a Dujovne y que ordenó dar marcha atrás.

La medida del cambio de titularidad en la Secretaría se dio en un momento en el que el hombre fuerte de Hacienda y el presiente se encuentran vacacionando, sin embargo, es una decisión que fue tomada el viernes previo a la festividad navideña.

Con su renuncia sobre la mesa, Iguacel anunció los incrementos en las tarifas de luz, gas y transporte. Le dio la cara al último sabor amargo y se fue ayer por la mañana, sin dejar lugar a dudas que en el despacho que ocupó hasta hace solo unas horas, el calor de las consecuencias sobre las medidas implementadas era mayor al del fastidioso verano que atraviesa el país.

En fin, la deducción final puede llevar a pensar que Macri, Peña Y Dujovne, están contentos con lo que pasó, no solo por el hecho de ser Lopetegui un hombre moldeable a sus políticas, sino, además, porque le da una nueva cara a la Secretaría de Energía, alguien que se supone que no tendrá que dar malas noticias, al menos no en el corto plazo, gracias a su antecesor, y ello, justo antes del arranque del 2019, momento en el que la esperanza abraza los corazones de la población, en un año en el cual se llevarán a cabo las próximas presidenciales. Una estrategia que favorece sobremanera al actual Gobierno, no es casual que todo pase justo los últimos días del año.