El 5 de noviembre de 2003 el hoy secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación, Gustavo Béliz, fue parte de un inesperado escándalo.
Fue después de que el entonces juez en lo Penal Económico Julio Cruciani denunciara que una investigación por un fraude multimillonario en la Aduana se encontraba prácticamente paralizada.
De acuerdo al ex magistrado ello se debió al proceder de "sospechosa ilicitud" por parte de Béliz, quien -siempre según Cruciani- venía obstaculizando desde hace meses la tramitación de la causa.
De hecho, fue el propio jefe de la Policía Federal de esos días, Roberto Giacomino, quien concurrió al despacho del juez para plantearle que por orden de Béliz tenía que trasladar a todo el personal que estaba afectado a esa investigación.
En ese contexto, el magistrado desautorizó al entonces ministro de Justicia y ordenó al policía que se abstuviera de remover a los investigadores, advirtiéndole que, si no hacía lo que le ordenaba, lo procesaría por desobediencia.
Tiempo después, Giacomino relataría que, cuando Béliz se enteró de lo sucedido, le habría dicho: "A mí no me importa que lo procesen, si yo le digo que se tire al precipicio usted debe hacerlo...".
Según reveló Cruciani a quien escribe estas líneas, él mismo llegó a tener un violento cruce de palabras con el hoy secretario de Asuntos Estratégicos, en las que le espetó: "No se confunda yo no soy el juez Nazareno (en referencia al titular de la corte de Menem). En toda mi carrera de juez nunca sufrí presiones como las que estoy padeciendo, ni incluso durante el gobierno menemista".
Béliz habría retrucado diciendo que "con Menem los jueces eran presionables", a lo que Cruciani contraatacó aseverando que "conmigo no pasó eso, pero si usted lo dice que fue ministro de Menem...".
Lo sucedido después fue de dominio público: Giacomino fue denunciado -y "renunciado"- públicamente por el exministro de Justicia con sorprendente apuro, so pretexto de que el jefe de Policía estaba "sumariado".
Según Cruciani, este último había mentido. Giacomino no estaba con sumario alguno. "Lo investigué y el subcomisario no estaba sumariado, pero luego comprobé que tras mi charla con Béliz se le inició una persecución judicial, abriéndosele varias causas todas por denuncias anónimas y muy sospechosas, que si bien terminan con una falta de méritos determinaron que el nuevo jefe de la Federal lo pasara a disponibilidad", confesó el magistrado.
De esta forma Cruciani se quedó sin investigadores de confianza y la causa judicial sobre la Aduana quedó totalmente impune.