La reciente decisión por parte del Presidente Alberto Fernández de decretar el “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, o “cuarentena”, debido a la pandemia de coronavirus en el mundo, no debe hacer olvidar la negligencia que envolvió a parte de su gobierno durante las primeras semanas de la propagación del virus originado en China. En especial al Ministro de Salud Ginés González García, que fue denunciado penalmente el 13 de marzo pasado en la ciudad de Mar del Plata en términos muy duros.
La medida adoptada por el primer mandatario en las últimas horas del jueves fue bien recibida no solo por todo el arco político sino también por buena parte de la ciudadanía, salvo por aquella que no termina de comprender la magnitud del problema, y que siempre le importó un bledo lo que ocurre a su alrededor. La pandemia ya tiene en la Argentina 128 infectados y 3 víctimas fatales. En el mundo, la cifra supera los 10.000 muertos desde que se conoció el primer caso en China el 31 de diciembre del año pasado, aunque el mismo en verdad data de mediados de noviembre.
Pero la buena acogida de la que gozó la decisión presidencial no puede hacer olvidar algunos desatinos por parte del gobierno. El más cercano, pero no el único, quizá sea la decisión del pasado viernes 13 de marzo de no suspender las clases, cuando la pandemia ya estaba declarada y la cantidad de contagiados en el mundo crecía exponencialmente, y ya se registraban casos en el país, incluyendo una muerte. Allí, el ministro de Salud expresó que no veía razones para suspender las clases, ya que “no había circulación comunitaria del virus”. Dos días después, exactamente el domingo 15, el Presidente Fernández decidió la suspensión de las clases hasta el 31 de marzo. Un día antes, dicha decisión ya había sido tomada por el Intendente de General Pueyrredón –Mar del Plata-, Guillermo Montenegro. La secuencia de dichos hechos permite interpretar que la sociedad, en este caso, va un paso delante de la dirigencia, y dentro de ésta, los gobiernos municipales iban más adelantados que el propio gobierno nacional.
El mismo día de la decisión de no suspender las clases, el Ministro Ginés González García fue denunciado penalmente por el abogado marplatense Julio Razona por el delito de “propagación culposa de enfermedad contagiosa-art 203 del Código Penal-“. En dicha denuncia, el letrado considera que el avance del coronavirus-covid 19- se ha materializado en el país “ante la más absoluta apatía y ausencia de respuestas sanitarias tempranas por parte del funcionario público denunciado”. Y a su vez agrega que “el ministro ha sostenido reiteradamente opiniones personales no científicas, a partir de la más absoluta falta de conocimiento en prevención sanitaria y epidemiológica a las que estaba obligado” por la función que cumple.
Cabe recordar que los primeros controles que se hacían en los aeropuertos consistían solamente en una especie de “autocontrol”, donde los posibles infectados presentaban una declaración jurada ante las autoridades sanitarias presentes. De hecho, este medio pudo confirmar este dato por parte de una altísima fuente del aeropuerto de Mar del Plata, a fines de febrero. Además de la declaración, se les entregaba un pequeño folleto explicativo de la enfermedad. “Esto es todo lo que hacemos. Es una vergüenza”, dijo la fuente consultada.
La denuncia prosigue asegurando que Ginés mostró siempre “un marcado desinterés sobre el virus, poniendo en riesgo la salud pública”, remarcando la “ausencia de una alerta temprana epidemiológica”, apoyándose en declaraciones del propio ministro del 7 de febrero, cuando afirmó: “No hay peligro de coronavirus en la Argentina”. Pero previo a dichas declaraciones, el funcionario había aseverado algo parecido: “No hay ninguna posibilidad de que exista coronavirus en la Argentina”. Estas temerarias afirmaciones fueron publicadas y reproducidas el 23 de enero. Así mismo, el 26 de febrero afirmó que “el coronavirus no es tan grave”, reforzando su tesis el 5 de marzo, cuando sostuvo que a su modo de ver, “era inncesario tanto temor”. Y el 8 de Marzo, en una entrevista al diario “Clarín”, señaló que “el país está tomando todas las medidas para afrontar el coronavirus”. En el mismo reportaje, recomendó sin dudar que la gente debía comprar “repelente antes que alcohol en gel”, en obvia referencia al dengue. Desde esta última declaración hasta hoy, donde apenas pasaron 12 días, los infectados llegaron a 128.
En su denuncia, el Dr. Razona cuenta que en el puerto de la ciudad de Mar del Plata, central de arribo de embarcaciones de turismo y de pesqueros extranjeros, “no ha habido control sanitario alguno”. Al respecto, cabe decir que el puerto marplatense es uno de los más importantes del país, concentrando el 57% de las capturas nacionales y el 98% de la provincia de Buenos Aires. Recién en los últimos días, el Consorcio Portuario Regional implementó y profundizó algunos controles. Pero hay que decir que recién el pasado martes 17 de marzo, debido a una medida de fuerza de los gremios del sector, se suspendió la salida de los barcos.
Por último, califica a la conducta de Ginés González García como “culposa”, debido a “la ausencia de control sanitario oportuno, la falta de responsabilidad en las implementaciones llevadas a cabo con total desidia, la impericia con la que se ha tratado el tema y la inobservancia de los deberes a su cargo”.
En la ciudad de Mar del Plata, hasta el momento, hay un solo caso confirmado. Se trata de un hombre de 71 años internado en la Clínica 25 de mayo, y según informaron las autoridades, hay 8 casos en estudio. En los últimos días había corrido el rumor que había varias personas con coronavirus internadas en el Hospítal Interzonal de Agudos. Pero ante la consulta de este medio con una alta fuente médica del nosocomio, este rumor fue absolutamente desmentido. Pero un dato escalofriante que sí pudo ser confirmado, es que en la ciudad hay menos de 50 respiradores artificiales, sobre una población estable de 700.000 habitantes y con mayoría de adultos. De hecho, la misma fuente le dijo a este medio que la situación allí “era muy caótica”, debido a la falta de conducta de mucha gente que ante el menor síntoma, atestaba la guardia de un Hospítal que está hace años desbordado, ya que debe atender a un conglomerado de más de 1 millón y medio de personas.
En los considerandos del Presupuesto Nacional referido a las tareas del Ministerio de Salud, se destaca, entre otras cosas, “desarrollar el Programa Nacional de Enfermedades Poco Frecuentes”, como también “formular y coordinar las acciones vinculadas al Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica”, y “fortalecer los servicios de salud, epidemiología y vigilancia”.
Al respecto del Presupuesto Nacional, hay un par de datos que no se deben pasar por alto. En Septiembre de 2018, el Gobierno del ex presidente Mauricio Macri decidió rebajar de categoría a Salud, haciéndolo pasar de Ministerio al rango de Secretaría. Esto es más que una mera decisión administrativa, ya que ello implica una reducción de las partidas presupuestarias. Para 2018, la cifra destinada al área fue de $46.120 millones, y para el ejercicio 2019 fue de $37.800 millones.Como para dar una idea del lugar que se le otorga a la Salud Pública desde los distintos Gobiernos, basta comparar dichas cifras con lo destinado para el año pasado al pago de Servicios de la Deuda, es decir, intereses: 745.652 mil millones. Pero la secuencia continúa con la actual administración kirchnerista, ya que el Presidente Alberto Fernández, al asumir el pasado 10 de diciembre, decidió no darle tratamiento parlamentario al Presupuesto 2020 presentado por el gobierno de Cambiemos, por considerarlo “irreal”, y por priorizar la negociación de la deuda antes de tomar decisiones económicas y financieras. Tras lo cual el Poder Ejecutivo puede recurrir al último Presupuesto aprobado, es decir, 2019, pudiendo modificar partidas a discreción.
Cabe consignar que para el año en curso, las partidas destinadas a Salud habían subido a $55.000 millones. Pese a ello, la inversión directa a un área tan sensible y que históricamente ha sido descuidada en la Argentina, apenas supera el 2% del PBI. Pablo Portaluppi