Juan Martín Mena ostenta hoy día el cargo de secretario de Justicia de la Nación. A su vez, es el encargado de monitorear el Programa Nacional de Protección a Testigos.
Su designación no es azarosa: es parte de una devolución de gentilezas por parte del kirchnerismo, luego de su gran desempeño como segundo en la Agencia Federal de Inteligencia (exSIDE), junto a Oscar Parrilli.
Ciertamente, aquello de “gran desempeño” refiere a una serie de “trabajos sucios” que llevó adelante con parcial eficacia —aunque eficacia al fin— que culminaron en el robo liso y llano de archivos secretos de la AFI.
Es una trama que Tribuna de Periodistas logró reconstruir sobre la base de media docena de testimonios de agentes y exagentes de esa dependencia.
Una labor que mereció infinidad de chequeos e insistentes llamados por parte de estos periodistas a lo largo de las últimas cuatro semanas. Del otro lado, abundaron las conductas reacias, ya que se ha considerado a este portal como “enemigo de la AFI”. Ya se verá por qué.
Yendo al nudo de la cuestión, al foco de la nota, Mena llegó a la exSIDE en 2015 y, como se dijo, ocupó el segundo lugar en el organismo. Es decir, pasó a ser el “Señor 8”, como se conoce en la jerga a los que ocupan el cargo de subsecretario.
Según los informantes consultados, el verdadero papel del hoy secretario de Justicia, al menos en un principio, fue el de “armar causas” contra el siempre sospechado Jaime Stiuso.
¿Cómo era la maniobra? “Parrilli apretaba con sus laderos Darío Amador Galván y Hugo Serpa, y Daniel ‘Pigu’ Louise —hoy ‘número 2’ en Contrainteligencia— a los allegados de Stiuso. A su vez, Mena hacía lo suyo con Esteban Carella, hoy ‘número uno’ de Contrainteligencia, y con Enrique Aurelli en Observaciones Judiciales. Este último es ‘número 2’ de Josefina Kelly, pareja de Wado de Pedro”, sostuvo uno de los entrevistados, un agente que aún hoy reviste tareas en la AFI.
Prosigue el relato: “Luego a los apretados los reunía Parrilli en el 5to piso de 25 de Mayo 11 (sede central de la agencia). A los que colaboraban los premiaban (caso de un tal Lucho, que fue nombrado jefe de los puestos en los aeropuertos); a los que no colaboraban, les armaban causas judiciales, como fue el caso de Nicolas Mercado y otros allegados a Situso como Alejandro Patricio y Roberto Saller”.
De acuerdo a otro de los entrevistados por estos periodistas, Parrilli era el que interpelaba y Mena hacía de “escribiente” con una libretita. "Anote Mena", le señalaba el entonces titular de la AFI.
Al culminar su tarea en la AFI, trabajo sucio mediante, Mena impulsó un nuevo proyecto, una suerte de “Gestapo informática” que operó durante 2015 en las oficinas de la subsecretaria de la entonces SIDE. En el noveno piso de 25 de Mayo 35.
Quien lo acompañó entonces es Martín Alaniz, un amigo de la infancia de Máximo Kirchner de Santa Cruz. También colaboraron Patricio Galán, hombre puesto por Parrilli en Tecnología, y Gaston Menvielle, profesional de Sistemas egresado de la Universidad de La Plata y militante de la Cámpora.
“Se les ocurrió monitorear informáticamente (sic) a todos los empleados de La Casa (como se le dice a la AFI), ya que en la ingenua mente de ellos suponía que todos trabajaban para Jaime. Entonces contratan a nueve hackers de la Universidad de La Plata. Estos pibes, viajaban todos los días desde la capital provinciana, en una combi que Mena les ponía”, sostuvo al respecto una tercera fuente, en este caso una exagente que supo copar altos niveles de poder.
La misma informante añadió: “Bajaban con sus notebooks personales. Al principio hackeaban las compus de los agentes. Vieron que no encontraban nada interesante. Entonces escalaron a mayores, y empezaron a hackear servidores y bases de datos del área de Sistemas. Obviamente el personal estable de Sistemas detecta los ataques pero se sienten imposibilitados de denunciar ante Sumarios, ya que quien tapa es el propio Director de Sistemas, Patricio Galan, ya que Mena y Alaniz recibieron la orden de Máximo para esta tarea. Encima se avizoraba la derrota en las elecciones de 2015. Parrilli, inmutable, tenía que callarse la boca, Cristina y Máximo lo insultaban de arriba a abajo”.
Para entender lo antedicho, hay que ponerse en contexto: la trama ocurrió en el año en el que el kirchnerismo perdió las elecciones ante Mauricio Macri. Para diciembre, la situación se salió de control, básicamente por el apuro de llevar adelante el trabajo sucio: robarse puntuales archivos secretos de la exSIDE.
El “milagro” se obró en diciembre, con la sustracción de un servidor de archivos de Inteligencia Interior —el “histórico”, según las fuentes que hablaron con TDP— por parte de José María Ricchini.
Fue durante los días 7 y 8 de diciembre, no casualmente fin de semana, y se llevó a cabo apagando las cámaras de seguridad de la agencia. En tal contexto, se dio la orden a los empleados para que migren a un servidor paralelo toda la información de los 30 años.
Luego llegó el turno del último “robo” llevado adelante por orden de Mena: fue el que motorizó Patricio Galan, quien “backupeó” todos los correos electrónicos de la cuenta @afi.gob.ar.
Para hacer el trabajo sucio, Galán uso a uno de los ya mencionados hackers de La Plata, con un condimento inesperado: él mismo ya había sido expulsado de la AFI por su entonces titular, Gustavo Arribas.
“El plan de robo en la AFI se completa con el ingreso de Héctor Casas y Martín Jáuregui a Ciberseguridad, quienes tenían la misión de detectar e investigar a los autores de ataques informáticos internos. También miraban para otro lado e incumplían sus misiones”, dijo una de las fuentes ya referidas sobre lo ocurrido.
Como puede verse, la situación es de una gravedad superlativa. No solo porque se trata de un delito liso y llano, sino además porque mucha de la información que se ha sustraído de la AFI pertenece a lo que se conoce como “secretos de Estado”.
No obstante, no debería sorprender: la agencia de espionaje ha sido parte de docenas de escándalos, muchos de los cuales fueron revelador por este mismo portal. De ahí deviene la enjundia que los espías ostentan para con TDP.
Se han revelado cuestiones de todo tenor: desde el listado de periodistas a sueldo de la exSIDE hasta el papel del mismo organismo en el desvío de la investigación del atentado a la AMIA. No hay papelón del que no haya sido parte la agencia de marras.
Lo que vendrá a partir de ahora, es conocido: para los espías, la venganza es un plato que se come bien caliente.