El 25 de mayo pasado, en Minneapolis, Estados Unidos, tuvo lugar el homicidio de George Floyd, quien fuera asesinado por la policía local luego de haber sido arrestado por realizar un pago con dinero falso.
Los videos de dicho acontecimiento dieron la vuelta al mundo, generando indignación por el nivel de violencia agravado por el racismo presentado por los uniformados presentes en la escena al momento en el cual Floyd perece.
Nada que reprochar a los medios y a la ciudadanía en este caso en sí, puesto que fue ello lo que logró la detención de Derek Chauvin, el oficial acusado de homicidio en tercer grado por la muerte del afroamericano.
Sin embargo, resulta llamativo que los medios argentinos oficialistas (periodismo militante que le dicen y que en sí nada tiene que ver con el trabajo de la prensa), se hayan alineado a esta historia teniendo en cuenta que en el país existe el caso de Luis Espinoza, aquel peón rural secuestrado y asesinado por la policía.
Luis salió el 15 de mayo de su casa para cobrar 16 mil pesos “para llevarle el mango a la familia”, según comentaron personas cercanas. Pero tuvo la mala suerte de cruzarse con la violencia policial, la misma que golpeó a su hermano Juan Antonio antes de cruzarse con el trabajador rural asesinado.
Una semana después, Espinoza apareció muerto en la provincia de Catamarca y la autopsia resolvió que la bala provenía de un oficial, más aún, se logró determinar que quien disparó fue el oficial auxiliar José Morales.
Ni habar del caso de Florencia Magali Morales, quien apareció muerta en una comisaria tras violar la cuarentena y cuyo deceso se quiere hacer pasar por suicidio cuando los elementos de la causa indican, casi sin dejar lugar a dudas, que se trató de un homicidio.
Los medios k de desinformación se encuentran haciéndole el juego al Gobierno al despistar a la sociedad de los terribles casos aquí mencionados, señalando simplemente un caso que, si bien ostenta una relevancia superlativa, ocurrió en otro país, y en otro contexto.
La pregunta de una parte de la población argentina es elocuente per se: ¿Por qué Floyd y no Espinoza? ¿Por qué al momento de acontecer la desaparición de Santiago Maldonado los medios fanáticos se preguntaban dónde estaba hasta el hartazgo y hoy silencian ante hechos que, obviamente, complicarían al Gobierno?
Teniendo en cuenta que esos mismos espacios antiperiodísticos trataron de echarle un “muerto en democracia” al entonces oficialismo ¿Por qué no se comportan de igual manera ante los hechos aquí referidos?
Incluso, la hija de la vicepresidenta, Florencia Kirchner, se “fugó” a Cuba en el marco de la presentación del filme “El Camino de Santiago”, el cual es fácilmente refutable gracias al método científico.
Aunque no sólo eso, Florencia logró escapar de la Justicia durante un año y medio, hasta que la formula Fernández-Fernández copó Balcarce 50, pero esa es otra historia.
Lo cierto es que la militancia camporista-kirchnerista que entonces se rasgaba las vestiduras, empapelaba el país y preguntaba una y otra vez “¿Dónde está Santiago Maldonado?”, hoy calla y se limita a hablar del caso de violencia policial de Floyd.
En Argentina existen casos de sobra que desnudan la violencia policial. Además de lo sucedido con Luis Espinoza y con Florencia Magali Morales, se puede mencionar a Franco Maranguello en San Luis, Hugo Coronel en Santiago del Estero, la agresión hacia una familia de la comunidad Qom en Chaco, e incluso, en esa misma provincia, un oficial le disparó en las últimas horas por la espalda a un transeúnte sin razón alguna.
Es necesario preguntarse: ¿Dónde están las Secretarías de Derechos Humanos provinciales? ¿Dónde está Florencia Kirchner? ¿Dónde está la militancia camporista-kirchnerista? ¿Dónde está Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de la Nación?
Seguramente tratando de liberar a corruptos condenados como Ricardo Jaime y Milagro Sala. Mientras tanto, los familiares de las víctimas se encuentran en una situación complicada. La Justicia en cada caso responde como corresponde –y como puede- pero no tuvieron la suerte de que los hechos tuvieran lugar en un Gobierno de la derecha neoliberal –o gorilaje como gusta llamarlo a muchos- para que el caso sea politizado y se repita hasta el hartazgo frases como “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
¿Dónde está el pseudoperiodista Diego Brancatelli –hoy funcionario del Municipio de Pilar- pidiendo la renuncia de la ministra de Seguridad Sabina Frederic tal cual lo hizo con su predecesora Patricia Bullrich?
Es la “doble vara” que le dicen, la de echar culpas y nunca buscar soluciones, la de “politizar todo lo que me favorezca y callar lo que me complica”, la de “me interesa hacer política, no la gente, tampoco los derechos humanos”.
Cada vez están más cerca de caerse los cimientos que construyeron el Frente de Todos. Las falacias quedan evidenciadas en los propios actos de quienes dirigen la Republica y, como puede notarse, el apoyo político, si bien continúa siendo alto, va cayendo en picada.