No hay una causa judicial, sino tres. En todas ellas aparece la sombra del espionaje macrista, con pelos y señales que abruman.
Por si fuera poco, hay arrepentidos y documentos que dejan a la vista las maniobras. Con detalles que son de fácil corroboración, como los nexos entre los agentes y referentes del macrismo.
Hay visitas a Casa de Gobierno, filmaciones, llamados, audios y mucho más. Todo ello sazonado por el suspicaz silencio del mismísimo Mauricio Macri.
Sin embargo, a pesar de todo lo dicho, los grandes medios casi no hablan del tema. Como si fuera algo que nunca ha sucedido. A la cabeza de ese mutismo aparecen Clarín y La Nación, diarios que sí supieron darle amplia cobertura a otro espionaje, el que llevó adelante el kirchnerismo.
¿Por qué tanto despliegue para una noticia y nada de interés para la otra? Podría arriesgarse lo obvio: la cuestión ideológica. Pero uno preferiría que no fuera así, porque sería una muestra peligrosa de “anti periodismo”.
¿O acaso desconocen los popes de Clarín que la información no le pertenece a los periodistas —ni a los medios—, sino a la sociedad? Es el precepto número uno del decálogo del hombre de prensa.
Es bien cierto que aún debe avanzar bastante más la investigación judicial, pero también es real que hay elementos suficientes como para confirmar que sí hubo espionaje. Resta saber hasta donde llegan las responsabilidades políticas.
No obstante, amerita que los medios vayan contando los avances del expediente, que no son pocos. Porque, como se dijo, ya declararon varios sospechosos. Y no solo “regalaron” sus testimonios, sino también documentos comprometedores.
Está perfecto que los grandes medios se centren en tópicos como Vicentin, la negociación con los acreedores, la feroz crisis económica y el avance implacable del coronavirus. Pero esto también es relevante.
Porque remite a los días más oscuros de la historia argentina, aquellos que deben ser desterrados por completo.
Uno ha sufrido el espionaje del kirchnerismo en 2007; diez años más tarde fue víctima de la intrusión del macrismo. Una situación es tan grave como la otra.
Intentar analizar lo ocurrido con el lente de la ideología que uno le convenga, es un error. Los hechos deben analizarse desprovistos de banderías políticas. Es algo simple. Se llama periodismo.