Nada nuevo bajo el sol. El discurso de Alberto Fernández en la apertura de las Sesiones Legislativas careció de sorpresas.
Habló el presidente de todo aquello que se esperaba: el “enorme esfuerzo” del Poder Ejecutivo en medio de la pandemia del coronavirus, la herencia recibida y la idea de avanzar en la unidad de la Argentina.
No obstante, lo más importante es que el jefe de Estado trazó allí los lineamientos de lo que será la estrategia del Frente de Todos de cara a las elecciones legislativas de este año: la obra pública. Es el tópico que más pronunció durante su diatriba. No casualmente.
A su vez, en la misma senda, el mandatario se ocupó todo el tiempo de diferenciarse del gobierno de Mauricio Macri. En varios aspectos. No solo en lo político, sino también en lo referente a la deuda con el FMI.
Alberto no dejó de pronunciar aquella frase del peronismo, siempre en tiempos de elecciones: “No va a haber un ajuste que recaiga sobre las espaldas de nuestro pueblo”.
Otro de los latiguillos que repitió sin cesar fue “vamos a…”. Seguido de un rosario de proyectos que, según explicó, enviará al Congreso Nacional en un futuro próximo.
No faltó en el discurso presidencial el oportuno ataque a los medios y la Justicia, con una virulencia que sorprendió a propios y ajenos. Por caso, el jefe de Estado acusó al Poder Judicial de operar “en los márgenes del sistema republicano”.
En tal sentido, anunció la creación de un Tribunal Federal de Garantías, instancia que intentará limitar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación en su actuación.
En un claro preludio de lo que vendrá en el corto/mediano plazo: una embestida brutal contra jueces y fiscales. En momentos en los cuales estos deben decidir sobre causas sensibles a los intereses de Cristina Kirchner.
Justo después de haber condenado a su principal socio: Lázaro Báez. Ni más ni menos que por lavado de dinero.
Una digresión al respecto: ¿Recordará Alberto aquel tuit que publicó en 2013, cuando aseguró que Cristina buscaba subordinar la Justicia al poder político?
Todo indica que su amnesia política es más fuerte que sus publicaciones en la red social del pajarito en aquellos días.
Nada para intranquilizarse, todo sigue igual de normal en Macondo.