Los gobiernos, al menos los gobiernos kirchneristas, siempre dejan alguna gran pregunta sin responder. Por ejemplo, en el último gobierno de Cristina quedó una incógnita gigante: ¿Por qué se firmó aquel pacto con Irán que denunció el fiscal Alberto Nisman antes de morir?
Nunca hubo una respuesta clara, precisa y creíble. Las explicaciones oficiales fueron de la puerilidad al silencio. Y nunca supimos para qué se firmó, si fue por negocios, por algún acuerdo secreto paralelo... En ese marco, el pacto no tiene aún hoy ni pies ni cabeza, como no sea el objetivo de facilitar el lavado de caras de los iraníes.
Ahora da la impresión de que el gobierno de Alberto Fernández acaba de encontrar la pregunta que nos dejará para siempre: ¿Por qué no se firmó un contrato con Pfizer?
No hay una respuesta lógica, creíble y convincente. Al contrario: ha habido muchas respuestas malas. Primero, era que Pfizer había exigido desde los glaciares hasta las carteras de Cristina. Era absurdo. Recién ahora, la propia ministra de Salud, Carla Vizzoti, lo desmintió.
Después la explicación era que Pfizer exigía privilegios, se supone judiciales, que implicaban entregar hasta la dignidad nacional. Eso decía Ginés González García. El propio Alberto dijo que la negociación lo ponía "en una situación muy violenta de exigencias". Pero resulta que ahora Ginés dice que el problema fue que agregaron la palabra "negligencia" en ley que iba a habilitar el trato y que Pfizer les avisó tarde, cuando la ley ya se había sancionado.
Ginés González García también desdeñó las críticas diciendo que, en el fondo, Pfizer "nunca quiso vender". Eso es ridículo. Primero, el negocio de Pfizer es vender vacunas. Segundo, es el laboratorio que más dosis ha vendido. Y a más países de todo el mundo. Por lejos.
Como con el Pacto con Irán, hay un vacío de certezas. Y las certezas se llenan con hipótesis. Una hipótesis posible es la corrupción.
Otra, es que el kirchnerismo, como hizo muchas veces, haya querido excluir a Pfizer para privilegiar el relato que quiere imponer como hegemónico. Para poder escribir en la historia oficial que, cuando las papas quemaban, la ayuda que recibió Argentina llegó de los regímenes no democráticos o más autocráticos, como China y Rusia, y no del occidente democrático y republicano con economías de mercado. Son ellos los socios que le gustan al kirchnerismo: China, Rusia, Irán, Cuba, Venezuela... Al fin y al cabo, con ellos están alineando a la Argentina.
Y no. No hay respuestas mucho mejores que algunas hipótesis sueltas.