El Gobierno viene tratando de remar una dura derrota y es por ello que intenta dar vuelta los resultados. “Todo es posible”, señaló el expresidente interino Eduardo Duhalde.
Pero el problema que hoy tiene el oficialismo en relación a las elecciones es que, tal cual mostraron los números de las PASO, perdió apoyo en los barrios más vulnerables.
Según La Nación Data, el peronismo perdió entre 5 y 24 puntos porcentuales en barrios populares porteños tales como el 31, 1.11.14, 21.24, 20, Cildañez, Lugano y Soldati.
En un primer lugar, Juntos por el Cambio le ganó al Gobierno en barrios como Lugano. Por el otro aparece la figura de Javier Milei, quien fue de visita y terminó siendo bien recepcionado gracias a su discurso anti casta política.
El hartazgo que se siente entre los sectores más vulnerables es elocuente. Es que después de los ajustes del macrismo y la altísima inflación, fueron ellos quienes más apostaron a un Gobierno que prometía no ajustar.
“Si quieren un presidente ajustador, vótenlo a Macri”, decía Alberto Fernández en plena campaña electoral en 2019 mientras se encontraba peleando la presidencia del país. Sin embargo, fue la propia vicepresidenta y líder del espacio gobernante, Cristina Fernández, quien aseguró que se viene aplicando una política de ajuste fiscal equivocada.
Ello no solo denota que, nuevamente, en campaña se ha incurrido en la falacia lisa y llana, sino además los conflictos internos que sufre el Frente de Todos.
“La carta de Cristina llega a partir del agotamiento de la relación personal de ellos dos (Alberto y Cristina)”, supo señalar el mayor referente del oficialismo en la Ciudad de Buenos Aires y candidato a diputado nacional Leandro Santoro.
Es por ello que, con el fin de revertir los resultados en las elecciones generales, el Gobierno impulsa una serie de medidas. Una de ellas fue la modificación del Gabinete. Luego se verá si la llegada de Juan Manzur como ministro coordinador y de Aníbal Fernández como cabeza de la cartera de Seguridad, dos personajes altamente cuestionados, juega un rol que favorezca electoralmente al Frente de Todos.
Por otro lado la compra de votos es una postal que se ha visto, no solo a nivel nacional, sino en diversas provincias y municipios ligados al peronismo. Mientras la emisión monetaria se acelera, la plata del Estado se quema en la entrega de recursos que presumen de un clientelismo sin modales.
Desde heladeras y bicicletas, hasta dinero en efectivo. Todo se “regala” para intentar captar el voto que en 2019 había acompañado al oficialismo y en las últimas PASO terminó fugándose hacia otro espacio político.
Asimismo, en la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas e histórico bastión del peronismo, el Frente de Todos casi abiertamente apoya espacios como el de Cintia Hotton (+ Valores) y José Luis Espert (Avanza Libertad).
Espert sacó casi 5 puntos en las PASO y Hotton apenas superó el 1,5% necesario para continuar el camino hacia las generales. Lo que cree el oficialismo es que pueden crecer hasta los 8 y los 3 puntos porcentuales respectivamente, sacándole votos a Juntos por el Cambio que encabeza Diego Santilli.
Un dato que da a entender el apoyo del oficialismo a Hotton fue que el juez Alejo Ramos Padilla, de la agrupación k Justicia Legitima, le permitió la apertura de 2 mil urnas ya que en el conteo provisorio había conseguido el 1,45% de los votos, por tanto no podría ser candidata.
Tras ello, Hotton logró detectar algunas anomalías y consiguió alcanzar el 1,53% de los votos, siendo ello festejado por el oficialismo.
La desesperación es tal que, luego de la modificación del sistema previsional que complicó aún más los alicaídos ingresos de los jubilados y pensionados, hoy se abre la caja para que más personas puedan acceder al haber jubilatorio.
Cuando todos los países del mundo intentan reducir el déficit de la caja de seguridad social, insólitamente Argentina dispone medidas demagógicas que, al fin y al cabo, profundizan ese agujero y, por ende, desembocarán ineludiblemente en un ajuste mayor en los haberes jubilatorios a futuro.
En fin, para estas elecciones de medio término se juega a todo o nada. Se queman todos los instrumentos para adquirir mayor caudal de votos. Si ello pasa en una legislativa, ¿prenderán fuego el país en 2023?
© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados