A Aníbal Fernández -nos dijeron- lo recuperaban para el primer plano del Poder Ejecutivo. Lo sacaron de Yacimientos Río Turbio para llevarlo al Ministerio de Seguridad, con la misión de mejorar la comunicación en materia de seguridad, que era deficiente en los tiempos de Sabina Frederic. Él tiene como misión mejorar la comunicación y, si fuera posible -pero eso ya es otro precio-, mejorar la seguridad misma.
Como primera iniciativa en materia de comunicación eligió leer un tuit criticando el despilfarro de plata que hay hoy para comprar votos, que lo suscribe Nik. Cuando vio ese tuit -es evidente que lo que dicen los colaboradores de Aníbal Fernández es cierto, tiene ataques de furia, de ira- enfureció y se preguntó cuántos hijos tiene y a qué colegio los manda y a partir de esa conjetura averiguó y lo amenazó. Le hizo saber que él sabe que tiene hijas y que las manda al colegio ORT.
Nik y con él muchísima gente y muchísimos argentinos quedaron en estado de estupor, muy indignados. Y hoy sigue esta saga porque Aníbal Fernández demostró que no entiende que lo que hizo estaba mal. Dice que no tiene que pedir disculpas. Algo así como lo siguiente: “Si Nik es raro y se siente amenazado, le pediré disculpas, pero el raro es él, que además nos ha agraviado”. Como si estuviéramos hablando de paridad de fuerzas, se olvida de que es un funcionario que maneja la seguridad.
¿Qué es lo interesante de esto? Que nadie puede decidir sobre la conducta de Aníbal Fernández dentro del gobierno, porque no está muy claro quien manda. Él, que venía a ser el vocero del Frente de Todos, pasa a ser una especie de vocero del frente de Nadie, que es en lo que se convirtió el Frente de Todos. El presidente guarda silencio. Sobre un tema que tiene enardecida a la opinión pública él no habla. Probablemente porque no puede hablar porque siente que no tiene autoridad frente a su ministro de Seguridad. Raro lo de Alberto Fernández, porque él -se supone- venía a recuperar para el kirchnerismo a un votante sensible frente al autoritarismo, sensible frente al patoterismo, sensible frente a las conductas mafiosas que se ejercen desde el poder.
Curiosamente el que sí habló es Juan Manzur. Vivísimo, dijo: “Lo de Aníbal Fernández ha sido desafortunado”. ¿Por qué habla Manzur? porque está en una especie de competencia por la Presidencia de la Nación con el Presidente. Manzur ha lanzado una campaña presidencial y para eso es jefe de Gabinete, para eso viaja a Estados Unidos. Y le ganó la parada no a Aníbal Fernández, sino al silencio de Alberto Fernández. Otra disputa dentro del Frente de Nadie.
Hay quienes piensan, con lógica, bueno nos tendrán hablando de esto para no hablar de los verdaderos problemas. Es difícil que sea así, porque habla el Gobierno, hablamos nosotros, pero también hablan las góndolas, que es el verdadero problema en una Argentina envuelta, carcomida, angustiada por la inflación. Mientras tanto el que venía a garantizar una mejor comunicación los hundió en un nuevo escándalo.