Esa noche, las médicas se asustaron. Y eso que estaban acostumbradas a ver todo tipo de cosas en ese hospital de San Martín. Pero cuando los familiares irrumpieron en la sala de urgencia con cuatro personas intoxicadas al hombro, casi que tumbando la puerta, se paralizaron por un instante. Luego reaccionaron. Los entubaron. Eran dos hermanos y dos amigos. Todos habían comprado de la misma, como llegaron a decir. Tuvieron suerte, llegaron a tiempo. Las muestras de orina dieron positivo en cocaína. Encripdata pudo reconstruir que ellos fueron los primeros en intoxicarse con droga mal estirada en Puerta 8, una villa de Tres de Febrero. Eso sucedió el miércoles 26 de enero.
Ellos tuvieron suerte. Este miércoles, una semana después, las autoridades del Ministerio de Seguridad bonaerense informaron sobre fallecidos por consumir esa droga mezclada con una sustancia tóxica en dosis irresistible para el cuerpo humano. El efecto fue tan fuerte, tan rápido, tan fulminante que seis no llegaron ni siquiera al hospital más cercano. Murieron en sus casas. Los otros tres perdieron la vida en las salas de urgencia. Pero la situación es dinámica: otras 40 personas están internadas en hospitales de Tres de Febrero, San Martín y Hurlingham.
Los datos se actualizan hora tras hora.
La investigación recién comienza.
En las primeras horas de este miércoles, el fiscal de San Martín Germán Martínez se hizo cargo de todos los casos al recibir los expedientes de sus pares de las jurisdicciones próximas. Por su parte, el ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni encabezó los primeros allanamientos en la zona de Puerta 8 para incautar las bolsitas rosas con la droga mortal. Los médicos forenses, en tanto, ya extrajeron las muestras sobre «pool de vísceras» para comparar la sustancia presente en los cuerpos de las víctimas de la secuestrada en esa villa de emergencia. Los responsables del laboratorio químico deberán realizar la determinación cromatográfica para saber con qué opiáceos estiraron la cocaína.
Una pista la dieron las autoridades del Ministerio de Salud bonaerense: al confirmar que registraron una explosión de «casos con signos de shock, depresión del sensorio, dificultad respiratoria y excitación psicomotriz, y que presentan antecedentes de consumo reciente de cocaína en Hurlingham, San Martín, Tres de Febrero, Morón, Tigre, Ituzaingó y General Rodríguez», recomendaron la utilización de la naloxona como antídoto porque es un medicamento antagonista opiáceo, es decir, funciona como analgésico frente a la sobredosis opiácea y no la flumazenil, que suele usarse para revertir la sobreingesta compulsiva de benzodiazepinas.
Una fuente de la investigación le adelantó a Encripdata que los transas volvieron a los pasillos de Puerta 8 a vender la droga, alrededor de las 22.30 del martes, ni bien terminó el partido en el que la Selección argentina, con gol de Lautaro Martínez, le ganó a su par colombiano en estadio cordobés Mario Alberto Kempes por las eliminatorias para el Mundial Qatar 2022. Esa partida la terminaron de vender a las 3 de la mañana. Así lo reconocieron algunas de los consumidores internados. Por eso, pasado el mediodía del miércoles, el ministro Berni pidió por todos los medios: «Quienes hayan comprado droga en las últimas 24 horas tienen que descartarla».
Tras los primeros allanamientos, los policías bonaerenses detuvieron a once personas. Todos hombres. Uno menor de edad. La mayoría, desocupados o changarínes. Al «reventar» dos búnkeres, secuestraron 400 envoltorios de cocaína -muchos similares a los comprados por las víctimas e internados- y otros 200 de marihuana y dos plantas de marihuana. También una pistola de aire comprimido, un par de esposas, una moto con pedido de secuestro y dos celulares, que serán clave para reconstruir la ruta de la droga.
Encripdata pudo saber que la Municipalidad de Tres de Febrero recibió en los últimos meses denuncias anónimas y también de referentes barriales por actividades compatibles con la venta al narcomenudo justamente en la zona de Puerta 8. «Las canalizamos hacia la fiscalía y la policía. Eran por comercialización, como sucede en un sinfín de lugares, lamentablemente», reconocieron.
La misma fuente de la investigación sugirió a Encripdata que los once arrestados responderían a la interminable organización de Miguel Ángel «Mameluco» Villalba, el narco que quiso ser intendente de San Martín, pero que acumuló varias condenas, justamente, por haber sido el «rey de la cocaína» en la primera década del milenio en la zona oeste del conurbano bonaerense y tendrían cierta rivalidad tanto con la banda de Javier Alejandro «Rengo» Pacheco -arrestado el año pasado- como con la de Blas Adrián «Gordo» Gómez y Max Alí «Alicho» Alegre. De hecho, siete de los puestos a disposición del fiscal tienen domicilio en Loma Hermosa. En esa localidad, pero la noche del 20 de julio del año pasado, un sicario ejecutó a Ricardo Ariel González, un policía federal que buscaba a ese sicario para que, de alguna forma, matara en la cárcel de Villa Devoto a Gómez y Alegre y así cobrar la recompensa de 10 millones ofrecida por Pacheco, pero como los «objetivos» se enteraron a tiempo, convencieron al asesino para que gatillara para ellos. El mensaje que dejó el sicario sobre el cadáver del oficial inspector fue elocuente: «‘Rengo’ Pacheco: ¿10 millones por mí? Acá tenés tus 10 millones. Atentamente: San Martín».
Una cosa está clara: en el negocio de las drogas, las muertes de los consumidores no benefician a los vendedores, todo lo contrario, el círculo se frena. Por eso el fiscal sospechó que una banda con «cocina» propia le vendió a otra dedicada solamente al narcomenudeo para, muertes mediante, sacarlos de juego. Eso deberá reconstruirlo con pruebas.
Otra cosa está clara: la Argentina ya no es «un país de tránsito», como consideró en el 2008 el por entonces ministro de Justicia y Seguridad de la Nación Aníbal Fernández, que desde el año pasado volvió a dirigir las fuerzas de seguridad. En ese tránsito, los capos narcos extranjeros no solo la contrabandeaban desde puertos o aeropuertos argentinos hacia Europa, un mercado donde los consumidores pueden pagarla más cara y en una moneda que sirve como resguardo de valor, sino que una parte, para generar mercado o para pagar la logística interna, la dejaban a sus contactos locales. Eso provocó dos fenómenos: la emergencia de bandas dedicadas al narcomenudo y la lucha entre sí por el dominio del territorio. Ahora, catorce años después de esa frase, la Argentina es un país en el que un ministro de Seguridad provincial tuvo que recomendar cual droga no consumir, como si la de la buena no fuera una problemática que afecta todos los órdenes de la vida y la sociedad. La socióloga Laura Etcharren llamó a eso «los hijos de la droga«. Lo hizo el 24 de enero. Sabía de lo que hablaba.
Si antes la había, hoy ya no hay dudas de que eso es así.
El país todavía no es México, tampoco Colombia, ya es Argentina.