Me presento: soy Christian Sanz, periodista profesional, matriculado. El hombre de prensa más querellado por funcionarios kirchneristas. Autor de varios libros sobre la corrupción K.
Los tres más emblemáticos son: Dossier K (Editorial André Materón, 2009); La morsa y la fuga (Ed. Wu Wei, 2016) y Massa confidencial (Ed. Hojas del Sur, 2023).
El primero es una recopilación de hechos de corrupción vinculados al kirchnerismo; el segundo es una exposición sobre los vínculos de Aníbal Fernández con el crimen organizado; y el tercero es una investigación sobre hechos gravísimos que complican a Sergio Massa.
Por mi trabajo, he sido mandado a espiar durante el primer kirchnerismo, en 2008, y en el último, en 2023. También fui escrachado en programas como 678 y Duro de domar.
Ello luego de haber denunciado al otrora vicepresidente Amado Boudou por enriquecimiento ilícito, expediente por el cual terminó preso en 2017.
Podría contar mucho más, pero ni siquiera vale la pena hacerlo. Solo quería hacer un somero recuento de mi trabajo profesional para que no queden dudas del lugar en el cual me encuentro posicionado. Soy un periodista independiente.
Sin embargo, para los tuiteros libertarios soy un rabioso kirchnerista. Me lo dicen cada vez que hago una crítica hacia la gestión de Javier Milei, como si no se pudiera opinar al respecto.
Es hilarante el lugar en el que me ponen, por todo lo antedicho. Pero también es preocupante, porque denota la falta de información con la que se maneja la secta de tuiteros libertarios, muchos de los cuales responden al siempre cuestionado Fernando Cerimedo.
Es parte de la soberbia que los caracteriza y que los puede llevar a la perdición total. Jamás muestran autocrítica alguna, se creen infalibles. Igual igual que los fanáticos sectarios.
A esta altura, alguien debería decirles que nadie es infalible. Y Milei ya demostró que se ha equivocado docenas de veces, por lo cual debió recular en chancletas. El ejemplo más cabal han sido sus críticas al papa Francisco.
Paradójicamente, cuando el hoy presidente denostaba al sumo pontífice y uno señalaba que se trataba de un error, los mismos fanáticos —muchos de ellos a sueldo, dicho sea de paso— salían a fustigar en las redes sociales, reforzando la idea de que el Papa era representante del “maligno” en la Tierra.
¿Y ahora? ¿Qué decir ante el recule de Milei? ¿Alguna autocrítica por ahí? Lo de Francisco es solo un botón de muestra. Hay tantas otras contradicciones del hoy jefe de Estado, que mejor no mencionar para no ser acribillado virtualmente.
Uno ya ha lidiado con fanáticos K y fanáticos M, no hay nada nuevo bajo el sol. La única verdad es que los presidentes pasan y los periodistas seguimos en el mismo lugar.
Digo… para que los tuiteros libertarios se aviven de una buena vez.