Se llama Leda Bergonzi, tiene 44 años, y jura que tiene poderes de sanación. Más aún: asegura que la Iglesia Católica admitió sus dones, pero ello completamente es falso. Sólo la “autorizó” a hacer sus conocidos rituales, pero jamás ha dado fe de curación alguna.
Cada tanto, la mujer organiza un evento con sus fanáticos, que se cuentan por miles, y se dedica a lo que mejor sabe promocionar: orar y curar.
El multitudinario acampe de este sábado en los alrededores del Santuario Nuestra Señora de Lourdes, en Santos Lugares, puede dar fe de ello.
Se trata personas desesperadas, que buscan una solución, muchas veces a problemas imposibles de resolver. Hay casos de gente que tiene problemas de salud, que bien pueden resolverse con un tratamiento médico, pero terminarán abandonando todo para ir con Leda, quien no los curará, ni mucho menos.
Más aún: dirá que enfermedades gravísimas son producto de cuestiones triviales, desconociendo lo que la medicina ya ha descubierto hace décadas.
“El cáncer es una enfermedad del hoy, creo que es una enfermedad que, para los que trabajados en sanidad y más, es reincidente y que hay mucha gente que la tiene. Sabemos que tiene un origen, que es la falta de perdón”, sostuvo en su momento ante sus acólitos, con una irresponsabilidad enorme.
Pero el problema no es ella, sino su creencia de que ostenta poderes de curación. Ello ha sido refutado por los expertos una y otra vez, a través de interminables estudios científicos que echan por tierra toda pretensión a ese respecto.
Incluso hay escépticos que ofrecen premios monetarios a cualquiera que demuestre tener poderes paranormales. Este cronista, por caso, ofrece 10 mil dólares hace casi 30 años, sin que nadie haya logrado hacerse del premio. En el libro “La mentira de los poderes paranormales”, este periodista habla bastante al respecto sobre ese punto.
El caso de Leda es curioso, porque, a pesar de que jura que hizo ver a un hombre ciego y curó a un niño con una cardiopatía congénita, no deja que se la ponga a prueba. Raro en alguien que se siente tan seguro de sus poderes de sanación.
Lo que encontró Leda, en realidad, es un muy buen curro. Cuando viaja por el interior, cobra 10 mil pesos la entrada más barata. A su vez, "acepta" donaciones. Y los que donan ponen mucha plata. Muchísima.
Los medios de comunicación hacen la otra parte, la promocionan y la inflan, sin siquiera detenerse a indagar mínimamente en su figura. Es una práctica temeraria, porque dan fe a algo que no es tal. Y dan falsas esperanzas a personas desesperadas.
Lo bueno es que las redes sociales regalan el escepticismo que no sabe brindar la prensa. Es que la gente mastica vidrio, sí, pero jamás lo traga.