Este sábado recalará en Mendoza la rosarina Leda Bergonzi, a la sazón sanadora “trucha” sobre la cual viene alertando este medio.
La mujer asegura que puede curar con sus manos a través de la “manifestación del Espíritu Santo”. No aporta pruebas de ello, pero igual insiste. Porque la gente es crédula y ello le permite llenar los lugares donde suele hacerse presente. Ello le ha permitido volverse multimillonaria de la noche a la mañana.
En Rosario, donde arrancó con el curro, ya pocos creen en sus milagros y miran a Leda con escepticismo. Más aún después de que se negó a aceptar el desafío del director de TDP, Christian Sanz, quien le ofreció 10 mil dólares a cambio de demostrar sus poderes.
Más allá del evidente fraude, Bergonzi navega en los límites de la legalidad, ya que su proclamas de curación colisionan de frente con el artículo 208 del Código Penal, que advierte sobre el ejercicio ilegal de la medicina.
Por lo pronto, los grandes medios de Mendoza ya empezaron a promocionarla, fieles a su falta de escrúpulos. El negocio es rentable y se ve que hay tajada para todos. Lo demás llega solo. A la gente le ponen un anzuelo y cae solita.
Una frase que suelen atribuirle a Einstein lo aclara a la perfección: “La inteligencia es limitada, pero la idiotez no tiene límites”.