Natasha Demkina supo ser una celebridad. Se trata de una mujer rusa que jura tener visión muy similar a la de los rayos X. Su supuesto talento empezó a los diez años de edad, cuando decidió analizar a los habitantes de Mordovia para saber qué órganos sufrían enfermedades.
Sin embargo, su estrella se apagó en mayo de 2004, cuando la joven viajó a Nueva York por cortesía de Discovery Channel a efectos de filmar un documental en el cual puso a prueba su talento frente al CSICOP, una reconocida entidad de escépticos.
En tal contexto, Demkina diagnosticó, con la ayuda de una gorra protectora, gente que había recurrido anteriormente a un análisis sobre su condición médica. El resultado fue elocuente: la joven no acertó ni una sola vez.
Frente a las quejas de la presunta dotada, los investigadores de la desaparecida Comisión de Ciencia de la Medicina y Salud Mental (CSMMH) llevaron a cabo otra prueba, en la cual se le pidió a Demkina que acertara con exactitud seis anomalías en siete sujetos voluntarios. Otra vez volvió a fallar. Hubo un tercer intento, sin mayor suerte para la joven.
A pesar de todo lo dicho, diario Clarín decidió publicar una nota en los últimos días en la cual presenta a Demkina como si realmente tuviera el don de los rayos X.
El título de la nota lo dice todo: “Una mujer tiene uno de los poderes que posee Superman y la ciencia no puede explicarlo”. Por si no quedara clara la postura, la bajada del artículo sostiene: “Desde su adolescencia puede diagnosticar enfermedades con solo mirar a una persona”.
Quien escribe estas líneas, viene alertando desde hace más de 25 años acerca de la peligrosidad de promover prácticas como la descripta, no sólo porque son fraudulentas, sino porque ponen en peligro la salud de la ciudadanía.
Una persona que ostenta alguna patología puntual, podría dejar de consultar a un experto por creer en lo que dice un presunto dotado. Y ello podría agravar su estado.
En la Argentina, de hecho, están penadas este tipo de prácticas por violar el artículo 208 del Código Penal, que refiere al ejercicio ilegal de la medicina.
Amén de la infinidad de agrupaciones que han desenmascarado a todo tipo de chantas en todo el mundo, yo mismo ofrezco, desde el año 1995, diez mil dólares a quien pueda demostrar que posee poderes sobrenaturales.
Nadie jamás ha logrado ganar aquellos desafíos, muchos de los cuales están descriptos en mi libro “La mentira de los poderes paranormales” (Ed. Tinta de Luz, 2023).
Sería bueno que los colegas de Clarín se tomaran un rato para leerlo. Lo bueno para ellos es que puede descargarse gratuitamente.