En estas horas, Luis Petri se encuentra en el peor de los mundos. Los principales diarios nacionales lo dan por eyectado, con reemplazo y todo: Luis Juez. Por ahora, habladurías.
Como puede suponerse, gran parte de esa información es operada por el propio entorno del presidente de la Nación Javier Milei.
Las malas lenguas señalan a su hermana, quien se habría molestado por los señalamientos de la pareja del mendocino, la periodista Cristina Pérez, quien acusó que había personas de la periferia del jefe de Estado que cobraría por reunirse con él. Ipso facto, todos los ojos se dirigieron hacia Karina Milei.
De ahí en más, el aparato mileísta utilizó a sus principales figuras mediáticas para socavar la figura del hoy ministro de Defensa. Principalmente Eduardo Feinmann y Alejandro Fantino.
Uno y otro pusieron un manto de sospechas sobre la millonaria compra de aviones a Dinamarca. También acerca de los manejos de los hombres de Petri en el IOSFA, la obra social de las fuerzas armadas. Escándalo que, dicho sea de paso, fue revelado por Diario Mendoza Today.
Petri jura que todo es falso. que no hay mácula alguna en su desempeño en la función pública. Más aún, el sábado pasado, en un meeting con sus militantes, aseguró que cuenta con el respaldo del mismísimo Javier Milei. Incomprobable.
El que festeja la situación es Alfredo Cornejo, porque le quita del camino a un contendiente de peso. Que ahora mismo se le puso pretencioso.
Como reveló este domingo Mendoza Today, le exigió un lugar extra en las listas provinciales para los comicios de este año y compartir el armado de la lista legislativa nacional.
Ahora, ante la novedad de que Milei le bajaría el pulgar a Petri, Cornejo vuelve a tomar oxígeno y puede prescindir de aquellas concesiones caprichosas.
A su vez, más allá de lo meramente electoral, el gobernador acaba de aprender una inestimable lección: cuando uno se acerca mucho al sol, se termina quemando.
Ello explica su reticencia a hablar sobre cuestiones espinosas que atañen al gobierno nacional. Pegarse a Milei puede llegar a ser un buen salvavidas en los buenos momentos, pero también una pesada ancla cuando las papas queman.
Los buenos políticos saben cómo moverse ante la turbulencia, anticipándose a lo que puede acontecer. ¿Es el caso de Cornejo? Está por verse.