Tiempos turbulentos los que le tocan al periodista en la era Milei. Donde se es tachado de una docena de calificativos peyorativos si no se define a favor del mandatario libertario.
Y si uno lo hace, desde el otro extremo es acusado de “vendepatria”. Justamente por parte de los tipos que destrozaron al país. El kirchnerismo para más precisiones.
Pero el periodismo es otra cosa, es contar datos de la realidad, decodificarlos, interpretarlos, masticarlos, e incluso procesarlos. Y darlos a conocer a través de los múltiples géneros periodísticos, incluso la tan denostada opinión.
En lo personal, me ha tocado enfrentarme a todos los gobiernos, desde el menemismo a la fecha. Mostrando las contradicciones de los políticos y exigiendo transparencia en los actos de Gobierno. Es lo que espera la sociedad de uno.
Para hacer propaganda, los diversos oficialismos tienen ya su propia maquinaria “publicitaria”, insuflada a fuerza de los miles de millones de pesos que salen de los impuestos de los ciudadanos.
Allí abrevan los “periodistas militantes”, tipos que apoyan a pie juntillas lo que dicen los diferentes jefes de Estado. Eso, de periodismo, no tiene nada.
Los militantes tienen todas las respuestas, y los periodistas tenemos todas las preguntas. El agua y el aceite. Nada que ver una cosa con la otra.
Es difícil explicárselo a estos tipos, que sólo saben cuestionar y cuestionar. O, mejor dicho, es difícil que lo entiendan. No es humanamente posible (y eso que uno ya ha intentado todo).
Será cuestión de dejar madurar la cosa, como ocurre siempre. Que se vaya acomodando todo solito. Siempre termina ocurriendo, más temprano o más tarde, desde la memoria de los tiempos.
En lo personal, me ha pasado durante los gobiernos de Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner, y Mauricio Macri.
Todos ellos terminaron sus mandatos, algunos pasaron sin pena ni gloria incluso, y yo seguí haciendo lo mío. Despuntando como periodista profesional.
Lo propio ocurrirá con Javier Milei. En unos años será sólo un buen recuerdo, pero yo seguiré trabajando como hombre de prensa. A pesar de los militantes que persisten en creer que su relevancia es infinita e inacabable.
Dicho sea de paso, “entre esos tipos y yo hay algo personal”, como bien sabe decir Joan Manuel Serrat.