Hace algunos días, una inobjetable fuente de Casa del Gobierno, otrora mano derecha de Néstor Kirchner, me citó en una conocida confitería céntrica. Una vez allí, me confesó que estaba impresionado por los certeros anticipos que había publicado en Tribuna de periodistas sobre la operación que el kirchnerismo iba a promover contra Francisco De Narváez. "No se cómo supiste que iban a pegarle al colorado, ni yo sabía con tanto detalle la operación, ¡aún estando en el cargo que me encuentro!", admitió el conocido funcionario.
En el mismo acto, me anticipó que el oficialista juez Federico Faggionato Márquez iba a subir la apuesta contra el candidato del PRO-Peronismo: "desde el Ministerio de Justicia le dieron la orden de llamarlo a indagatoria y si es posible procesarlo, más allá de sus fueros".
De la misma manera, me confesó que se había iniciado una nueva causa judicial en Mar del Plata a cargo de la fiscalía federal número 1 de Mar del Plata a cargo de Claudio Rodolfo Kishimoto, donde De Nárváez sería investigado por blanqueo de dinero del narcotráfico: "es una causa que no se sostiene por ningún lado, pero también está siendo promovida por el kirchnerismo".
Luego de haber escrito in extenso sobre las operaciones sucias del kirchnerismo contra De Narváez, opté por no publicar esta vez sobre las "nuevas movidas" oficiales a efectos de no parecer obsesionado con el tema y sólo me limité a informar sobre esta situación a uno de los responsables de campaña del candidato del PRO-Peronismo, para que se anticipara a los hechos.
Sin embargo, hace pocos días ocurrió un hecho que me obligó a cambiar de opinión. Un colega me "forzó" a rever mis intenciones al hacerme una impresionante confesión: "Christian, me están ofreciendo 15 mil dólares para declarar contra De Narváez en el juzgado de Kishimoto". Mi silencio posterior fue un inequívoco síntoma del asombro que me provocó semejante revelación.
Dicho asombro se nutriría posteriormente, a raíz de un e-mail recibido en las últimas horas por parte del mismo fiscal: "Sr. Christian Sanz: me dirijo a usted en mi carácter de fiscal Federal (...) a fin de solicitarle se sirva a concurrir a esta dependencia a fin de que declare testimonialmente en primera audiencia en el marco de la causa 742".
Debo confesar que la notificación me provocó enorme desconfianza, no sólo porque ya sabía por dónde venía la trama, sino por la forma de ser llamado por la Justicia. Debo ser uno de los periodistas que a través de los años más ha prestado colaboración judicial —debido a la enorme cantidad de investigaciones que he llevado a cabo— y jamás alguien me ha citado por correo electrónico. Pensé entonces: "¿querrán ofrecerme dinero para que declare contra De Narváez?". Jamás lo sabré, ya que hice público el llamado y eso echa por tierra cualquier intento de soborno.
Independientemente de mi anécdota en particular, lo grave de la situación es que funcionarios públicos abocados a la administración de Justicia se presten a este tipo de operaciones sucias, llevadas a cabo sólo para erosionar electoralmente a los contrincantes del kirchnerismo.
Sorprende que un Faggionato Márquez insista tanto con la relación entre De Narváez y el narco Mario Segovia y no cite a declarar a los funcionarios del Renar que le dieron oportunas portaciones de arma de guerra a este último, incluso cuando estaba siendo investigado por supuesto tráfico de efedrina. ¿Será porque el responsable de ese hecho es Martín Lanatta, mano derecha del ministro de Justicia, Aníbal Fernández?
Sorprende que un fiscal Kishimoto se interese en Mar del Plata por la fortuna de De Narváez y sea cómplice silencioso de los jueces del Tribunal Oral Federal marplatense, probadamente vinculados con el tema narcotráfico.
Sorprende que un Horacio Verbitsky —otrora gran periodista de denuncia— publique tantas líneas contra De Narváez en el oficialista diario Página/12 y nada diga sobre los funcionarios kirchneristas vinculados al tráfico de drogas, como el Secretario de Transporte, Ricardo Jaime. Más allá del tema de los estupefacientes, ¿cómo es que Verbitsky no ha escrito una sola línea sobre los desaparecidos fondos de Santa Cruz?
Como suelo aclarar en cada una de mis notas, no es De Narváez santo de mi devoción —de hecho, no será el candidato a quien voy a votar—, pero me enoja, especialmente en el marco del día del periodista, tanta hijaputez por parte de tanto personaje pseudoprestigioso, especialmente mis colegas, muchos de los cuales nutren sus bolsillos de los ímprobos fondos de la ex SIDE.
Una última pregunta retórica: ¿es casual que las denuncias contra De Narváez recrudezcan cada vez que se conoce una nueva encuesta electoral que lo beneficia?
Pan y circo.
Muy buena esta nota, a mi tampoco me gusta De Narvaez, pero muy buena la nota.