Luego de los magros resultados de las elecciones del 28 de junio pasado, se vienen días de cambios en el oficialismo. El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, intenta en estas horas alcanzar el cargo de jefe de Gabinete o, como premio consuelo, el de ministro de Economía —algo que fue anticipado por Tribuna de Periodistas—, de acuerdo a la promesa que el matrimonio Kirchner le hizo hace poco más de tres meses, cuando se "negoció" en su oficina la denuncia-operación contra Francisco de Narváez por supuestos hechos de narcotráfico.
Pero no es el único cambio: Echegaray quiere relevar a María Silvina Tirabassi de su cargo de Directora de Aduanas y poner en su lugar al abogado kirchnerista Héctor Guaraz, actualmente al frente de la Aduana de Buenos Aires, un personaje denunciado por este medio por ser el responsable del envío a México de 600 kilos de efedrina en 120 tambores con aceite para curtiembre embarcados en el puerto de BA.
Es dable destacar en ese sentido que, al tener Guaraz jurisdicción sobre el mencionado puerto, ha hecho la "vista gorda" ante los numerosos embarques de Efedrina a México y Europa.
Pero no es lo peor, si asume como Director de Aduanas, Guaraz designaría a dos cuestionables personajes para trabajar con él: por un lado, llevaría como Secretaria a la Lic. en Comercio Exterior Mara Valeria Errecalde, quien mantiene "sólidos vínculos" con los despachantes de Aduana que operan en el Puerto de Buenos Aires y en la Aduana de Ezeiza; por el otro, contrataría como "asesora" a la abogada Andrea Laura Muñoz (Legajo Nº 27.405-4), actual Jefa del Departamento Fiscalización Aduanera Metropolitana, dependiente de él en la actualidad y nombrada oportunamente por Echegaray.
Mafia que prevalece
Más allá de los mencionados cambios "cosméticos", lejos se encuentra la cúpula de la Aduana de querer resolver los verdaderos problemas de corrupción que la aquejan. La célebre "mafia de los maleteros", otrora denunciada por un importante noticiero de la televisión, aún sigue operando como si nada, con total impunidad. Hace algunas semanas, por caso, un empleado de la Aduana en Ezeiza confesó a este medio detalles escabrosos de cómo se manejan en la actualidad: "al que no roba le hacen la vida imposible hasta que se va, entre ellos se organizan para abrir las valijas y sacar lo que les sirve o no. El tema más importante es que lo habitual es que lleguen aviones que no se informan, que bajan en determinados hangares, que traen drogas, y que los que trabajan ahí saben que no los tienen que tocar. Debe ser por eso que los radares no andan, ¿no?".
En sentido similar, debería investigarse a dos personajes que supuestamente reportan en la Aduana pero que en realidad operan para la Secretaría de Inteligencia, ex SIDE. Se trata de Damián Sierra y Oscar Salvi, ambos con cargos más que relevantes a nivel aduanero y con un patrimonio descomunal tanto en la Argentina como en Búzios, Brasil.
La permanencia de esas personas —y otras— en la Aduana, son la muestra más cabal de que la corrupción oficial no quiere combatirse de ninguna manera posible.