Confirmando un nuevo anticipo de Tribuna de periodistas —el dato fue adelantado hace casi una semana—, ha sido eyectado de su cargo el polémico secretario de Transportes, Ricardo Jaime. Impresentable funcionario —acumula más de 20 denuncias penales—, Jaime ha sabido acumular una fortuna personal que no puede justificar, construida merced a los "retornos" de los millonarios subsidios que manejaba hasta hoy y algunos negocios reñidos con la ley como el tráfico de estupefacientes. Basta recordar que desde el año 2005 este periódico lo viene denunciando —con gran inconveniente, debido a los continuos aprietes oficiales— por su relación con las valijas con droga de la firma Southern Winds.
Es llamativo que su "renuncia" se de justo después de que la presidenta Cristina Kirchner asegurara que no habría cambios en su gabinete, pero no deja de ser una buena noticia, especialmente cuando se trata de un funcionario que no ha dejado escándalo por protagonizar.
Se puede anticipar desde estas mismas líneas que Jaime deberá recorrer incansablemente juzgados Federales de gran parte del país ahora que no posee sus fueros oficiales. Difícilmente podrá explicar sus lazos con el crimen y las drogas; tampoco su enriquecimiento personal, el cual ostenta sin problemas ante los ojos de la sociedad.
Quien ocuparía el cargo de Jaime en la Secretaría de Transportes, es Juan Pablo Schiavi, actualmente ministro de Planeamiento y Obras Públicas y ex jefe de campaña de Mauricio Macri. Es dable mencionar que Schiavi fue hombre del cuestionado intendente Carlos Grosso.
De hecho, Macri lo conoció a principios de los '90 cuando era subsecretario de Mantenimiento y Servicios de la Municipalidad y había que negociar con la empresa Manliba los provechosos contratos de la basura.
¿Es acertado con esos antecedentes designar a Schiavi al frente de una cartera tan importante? Decida lo que decida el kirchnerismo, se insiste en destacar la eyección de Jaime, un personaje funesto a los intereses de la República.
Un dato final: mientras estas líneas son escritas, se negocia en un importante despacho oficial la salida de otro personaje funesto, el secretario de Comerio, Guillermo Moreno. Antes del fin de la jornada, se conocería esta nueva renuncia, y en los próximos días trascenderían nuevos "enroques" y eyecciones de importantes ministros.
Sería otro paso acertado del oficialismo: demostrarían los Kirchner haber sabido interpretar, aunque más no sea parcialmente, la lectura de las urnas del pasado 28 de junio.
No es poco.
Christian Sanz