La oposición comenzó ayer a adueñarse del Congreso nacional, en lo que marca el fin de una etapa hegemónica del kirchnerismo, pero también la continuidad de una manera de hacer política, caracterizada por los intereses sectoriales y partidarios.
Kirchneristas y antikirchneristas contribuyen, por estas horas, a que parte de la sociedad manifieste una sana envidia por la convivencia política en el Uruguay o en Chile, por citar sólo dos ejemplos de países vecinos.
¿Por qué? Difícil es explicar cómo en un país de la magnitud de
La reconstrucción de
El gobierno del matrimonio Kirchner nunca contó con el espíritu democrático como para convocar a sentarse a una mesa de discusión a los referentes de los principales partidos de la oposición. A su vez, los líderes del antikirchnerismo -salvo alguna excepción- jamás pidieron, seriamente, una reunión con la presidenta, para discutir en torno a la "real politik".
El oficialismo ya no tendrá lugar para presentar proyectos de su autoría, más allá de las manifestaciones de convivencia política de muchos dirigentes de la oposición. Es el mismo oficialismo que hasta hace unos meses cajoneaba o se bufaba de las iniciativas opositoras así como de las decenas de pedidos de interpelación que cayeron en el olvido por falta de quórum.
Como fiel reflejo de esa confrontación que sólo plasmará un macartismo cuyo perseguidor y perseguido sólo cambiarán de roles cada determinados años, la presidenta Cristina Fernández no tuvo un mensaje más claro que el de iniciar un nuevo período de sesiones ordinarias en el Congreso Nacional con el anuncio de un decreto, en lugar de enviar un proyecto de ley. Claro, las mayorías habían cambiado.
Paralelamente, la oposición se hizo de las mayorías en el Senado y en Diputados, e inmediatamente comenzó a deshacer lo hecho por el kirchnerismo en relación con el Consejo de
Walter Schmidt
DyN
Hicieron lo que el pueblo esperaba de ellos. Con seguridad irán ablandando y logrando un senado como debe ser, ya que si no marcaban la cancha de entrada, nadie nos salvaba de un desastre
Estimado Walter: Lo que tiende a no ser perdurable son justamente aquellas cuestiones que carecieron de diálogo, lo que no fue concensuado como política de Estado.No siempre lo legal es legítimo. Lo que han hecho hoy los legisladores es cunplir con el mandato social del 28/06/09 : no a la prepotencia, ni a la mayoría automática ni a la imposición sin razón de lo que el Príncipe ó la Princesa definen. El país es Presidencialista, pero no Monárquico. Y el Parlamento y la Justicia son los contrapesos para que gobernar sea un proceso aceitado como lo es en cualquier democracia republicana. El Consejo de la Magistratura, la intervención del Indec, la actitud de Marcó del Pont que en contra de lo que le marca la Carta del Bcra va a Olivos durante el fin de semana a recibir instrucciones y anoche a preguntar como debe seguir, son aberraciones que no superan la lógica del sentido común Si todo eso lo considerás normal sencillamente conceptualizamos de modo diferente el país que queremos.
Fe de Erratas: donde dice "concensuado" debe leerse "consensuado"