Que el matrimonio gobernante ni registra que
Ahora bien, dejando de lado la cuestión de
En el año 2005, se erogó con carácter anticipado al FMI, la deuda a una tasa promedio del 3 % anual. Pero para no perder la costumbre en “hacer las cosas mal”, decidieron endeudarse con Chávez al 15 % cuando podían seguirlo haciendo al 3% anual, con la excusa de que “este gobierno puede prescindir perfectamente de los favores del mencionado organismo”. Pero como todos los préstamos anteriores ya los despilfarraron totalmente en demagogia y compra de voluntades, ahora la desesperación es terrible.
Si se quisiera obtener otro préstamo del FMI hoy, se conseguiría (comparativamente) barato, pero el tema es el desastre del INDEC, requisito esencial para que se dignen al menos a prestarnos atención.
Suponiendo que lográramos ese crédito, podríamos cancelar deuda de un 15 % al 3 %, a la que si le restamos el 0,5 % que se obtiene por la colocación de la misma, convertiría la tasa en un 2,5 %, y las reservas nunca se tocarían!!, a la vez que los pasivos del BCRA no serían afectados.
Sin embargo, volviendo al tema de la demagogia, el populismo y el amiguismo por el que este gobierno ha despilfarrado y sigue despilfarrando, se pueden citar por ejemplo los subsidios y préstamos al sector privado que en los últimos cuatro años se incrementaron de manera exponencial hasta llegar en
El aumento del gasto en subsidios fue del orden de los u$s 6.300.- lo que se aproximaría a la cifra que el gobierno desesperadamente quiere hoy del BCRA.
Fueron malgastados en este último tiempo $ 2.300 millones en subsidios para Aerolíneas, $ 800 millones en fútbol para todos, $ 1.400 millones para AYSA, y otros “milloncitos” destinados a “figurada” obra pública que en realidad fueron y siguen siendo abonados a los punteros políticos para que entre otras cosas “llenen colectivos” que trasladen a pobres como ganado a los actos y manifestaciones en apoyo a la locura, la ignorancia y la estupidez, sólo por dar algunos ejemplos.
Sin embargo, en el Congreso de
Nidia G. Osimani