El factor aglutinante del empresariado argentino, y tal vez del mundo, resulta ser el común denominador “cash”, el vil metal, el maléfico dinero, pero esta variable logra los más increíbles resultados. Tanto como unir agua y aceite.

Gracias a los megaemprendimientos inmobiliarios, que llevaran el metro cuadrado de construcción a u$s 7.000 en Puerto Madero, solar exclusivo para privilegiados, hoy continúan con gran entusiasmo los proyectos inmobiliarios más fastuosos, en especial por parte de algunas empresas vinculadas al poder.

Es paradigmático el caso de Caputo Construcciones, por cuanto su ostensible vinculación con el Jefe de Gobierno porteño, Ing. Mauricio Macri, le ha permitido avanzar en edificaciones reñidas con el Código de Planeamiento Urbano y el deseo de los vecinos que están hartos de ver inmensas torres en barrios tradicionales que no cuentan con la infraestructura necesaria para abastecer los servicios de aguas, cloacas, electricidad, etc. afectando la calidad de vida con el único objetivo de seguir engrosando sus ganancias.

Sin embargo, Nicky también cuenta con el favor del gobierno nacional, dados sus aceitados contactos con el poderoso empresario K “Daddy” Taratutti, lo cual permitió que su empresa, próxima a rebautizarse Caputo Construcciones S.A. participe del aquellare en que se distribuyen millonarios fondos del estado en provecho de particulares.

¿Podrán estos poderosos contactos, bipolares, pues implican sectores antagónicos de la política, neutralizar investigaciones en ciernes relacionadas con algunas desprolijidades contables que constituirían evasión tributaria y fiscal?

Cuando la Presidente de la Nación, que hoy sufriera el abandono de su ministro de relaciones exteriores, vuelve —incomprensiblemente— a dirigir embates contra la Corte Suprema de Justicia de la Nación por su disgusto ante un fallo que declaró inconstitucional el embargo por parte de la AFIP-DGI sin orden judicial, cuando días antes se congratulaba con el máximo tribunal que rechazara una medida cautelar respecto a la Ley de Medios, genera un disgusto peligroso con los Jueces Supremos, lo cual podría redundar en que éstos decidan aplicar, y hacer aplicar, la ley también para el matrimonio K y sus compañeros de trapisondas.

¿Qué pasaría si los jueces impulsaran todas las causas judiciales por corrupción donde están involucrados los mayores representantes del kirchnerato?

Enrique Piragini