Revista Veintitrés sigue haciendo méritos por demostrar su férrea obsecuencia al kirchnerismo. En realidad, no precisa hacer demasiado, ya que su propio trabajo a lo largo del tiempo deja todas sus intenciones a la vista.
Jamás se ha mostrado a través de sus páginas una sola nota que muestre la corrupción del kirchnerismo, ni siquiera una mínima crítica a la política oficial. Obviamente, ese silencio es muy bien redituado por los inquilinos de Casa de Gobierno, tal cual pudo verse en las planillas de publicidad oficial que oportunamente publicó Tribuna de Periodistas.
En general, los golpes más duros de la revista son propinados —no casualmente, al parecer— contra los enemigos dilectos del oficialismo, tales como Julio Cobos, Eduardo Duhalde y Mauricio Macri.
Este último es uno de los que más frecuentemente aparece “nominado” en las portadas de Veintitrés, en general a través de denuncias vacías y con poco fundamento. Es lógico: no es sencillo tener que fustigar permanentemente a la misma persona y al mismo tiempo conseguir nueva información con que hacerlo.
Esta semana, el oficialista pasquín publicó una nota de tapa que muestra un inusual anacronismo, al intentar golpear a Macri —no lo logra en realidad— a través de un personaje que tuvo gravitación hace años en la política de la Ciudad de Buenos Aires, pero ya no: Nicolás Caputo. Otrora lobbysta y operador del macrismo, este hombre hoy casi no tiene relevancia en la Capital Federal.
Tribuna de Periodistas denunció su sospechosa cercanía con Macri —y los negocios llevados adelante por este gracias a ese vínculo— hace cuatro años, cuando sí tenía gravitación y era relevante mencionarlo. “El fuerte de las actividades de su grupo (de Caputo) es la construcción. Su empresa construyó el shopping Abasto para el IRSA, la planta impresora del diario La Nación, el Casino Trillenium y restauró el Dique 12 para la Universidad Católica Argentina en Puerto Madero. No le faltan a Nicolás Caputo contactos con Dios ni con el Diablo: el gobierno de la Ciudad adjudicó a una de sus empresas —SES S.A.— la construcción de un nuevo hospital para la Corporación del Sur en $ 7.500.000, como también la restauración del Teatro de Villa Urquiza; la AFIP le adjudicó en $ 20.000.000 la construcción de su sede en Posadas”, se publicó en noviembre de 2007.
Desnudar esos hechos hoy, parece extemporáneo y desatinado, pero lo cierto es que en ese momento Veintitrés no podía decir nada, ya que Caputo ostentaba —y ostenta— una gran cercanía con el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández. No está de más aclarar que en 2007, este era uno de los funcionarios preferidos de Néstor Kirchner.
Sin embargo, hoy todo vale en pos de “operar y cobrar”. Pero mejor será analizar las partes destacadas de la nota de Veintitrés para valorar la trascendencia real de la supuesta denuncia contra el Jefe de Gobierno:
-“Un vez que Macri aterrizó en Bolívar 1, su confidente tenía su espacio de poder reservado. Cuando su protagonismo en la mesa chica del Pro se hizo evidente, Macri intentó legalizar la situación nombrándolo como asesor ad honorem. Fue a través de un decreto del 31 de diciembre de 2007. Pero el jefe de gobierno porteño no hizo más que desatar un escándalo”.
Esto refrenda lo antedicho, ya que habla de cuando Macri asumió el gobierno porteño, en 2007. El hecho de haber querido nombrar a Caputo asesor ad honorem, fue denunciado por Tribuna como primicia exclusiva. En esos días, Veintitrés nada decía al respecto.
-“Con motivo de su amistad, los encuentros de Mauricio y Nicolás son constantes pero no son públicos. ‘Con Mauricio nos vemos tres o cuatro veces por semana’, había asegurado Caputo en el libro de Cerruti. Los lugares de reunión varían entre la casa de del alcalde, la propiedad del empresario en el country Newman —donde también Torello tiene una propiedad— y sus oficinas en Paseo Colón al 200. Es que a Nicki no le gustan las reuniones en lugares públicos.”
Nada nuevo bajo el sol, amén de que no configura delito alguno que dos personas se encuentren para hablar.
-“No es por azar que uno de los sitios privilegiados sea un club de golf. Este deporte atrapa la pasión de muchos ex Newman. El último torneo entre amigos se realizó en el Marayui Country Golf, a minutos de Mar del Plata, el jueves 7 de abril.”
Lo irrelevante del párrafo, exime de mayores comentarios. Toda la historia de Caputo y Macri —incluida la manera en que se conocieron— ha sido publicada por Tribuna en la nota mencionada más arriba.
-“Su perfil de hombre misterioso y su casi nula exposición alimentan todo tipo de corrillos. Entre las versiones que trascendieron en el último tiempo figuran aquellas que lo vinculan con el negocio del juego. Esta versión se hizo pública cuando Gabriela Michetti cuestionó un convenio sobre el juego que se había suscripto entre el Gobierno de la Ciudad y el gobierno nacional.”
Es típico de Veintitrés valerse de rumores para ensuciar sin pruebas. La gran nota de tapa, empieza a hacer agua.
-“Lo cierto es que Nicki es uno de los miembros del círculo íntimo que más presiones está ejerciendo sobre Macri para que se baje de su candidatura presidencial.”
¿Y el delito cometido cuál es? El pasquín sigue haciendo agua.
-“Los consejos de Caputo no son azarosos. Según las últimas encuestas, el Pro no logra despuntar en la ciudad de Buenos Aires y el panorama se complica para todos los candidatos de la ola amarilla. A esto se agrega que Macri no puede descontarle puntos a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la intención de voto a nivel nacional, lo que genera un panorama muy delicado para el macrismo.”
¿Cuál es la novedad aparte de arengar a favor del oficialismo? Ninguna… como puede verse, Veintitrés no puede sostener su propia nota de tapa. El resto de lo publicado sigue el mismo curso, sin datos puntuales y fidedignos y con elementos que ni siquiera rozan el chisme.
Concluyendo
Tribuna de Periodistas no ostenta simpatía por el macrismo, así como tampoco lo hace por ningún referente político en particular: en este sitio se denuncia todo lo que amerite ser denunciado, más allá de quién pueda aparecer salpicado.
Por si cupiera alguna duda, para leer denuncias contra Mauricio Macri solo hace falta poner su nombre en el buscador del sitio y allí aparecerán artículos de toda índole, incluidos los que dejan al descubierto su relación con el oscuro Nicolás Caputo.
Así es como se hace periodismo, con una conducta coherente a través del tiempo y sin aprovecharse de las generosas arcas oficiales. “La información no nos pertenece” dice una de las máximas de la prensa, en obvia alusión a que uno solo es un medio entre la realidad y la sociedad.
Quien no entienda ese concepto básico, no merece llamarse periodista, simplemente porque negocia con algo que en realidad no le pertenece.
Por lo visto, se trata de un precepto que los colegas de Veintitrés —y muchos otros medios oficialistas, lamentablemente— parecen haber olvidado por completo.
Christian Sanz