Como todos sabemos, el discurso oficial en torno a Papel Prensa fue mutando paulatinamente con el correr de los días (merced a la aparición estelar de Isidoro Graiver) pasando de la “venta en prisión” al “me dejaban salir”, y terminando con el novedoso concepto de la “libertad ambulatoria”.
Dijimos en una nota anterior que aquí no hay “buenos y malos”, porque todos los actores son malos, y trataremos de demostrarlo a modo de colofón para este asunto que, en el orden de prioridades del argentino común, viene en el fondo del pelotón.
La guerra Kirchner-Clarín está saliendo de las gateras cuando la inseguridad, la corrupción, la inflación, y las jubilaciones ya han volcado largamente el codo y se encaminan al derecho final.
¿Usted quiere saber si “Papel Prensa” fue vendido con presión oficial a favor de los diarios? La respuesta es sí. Fue una operación lubricada por el siniestro Joe Martínez de Hoz siguiendo lineamientos similares y una alquimia político-económica parecida a la que José Ber Gelbard había utilizado 3 años antes para que David Graiver pudiera quedarse con la empresa a expensas de César Civita y Editorial Abril entre otros.
¿Usted quiere saber si se realizó en un marco de crímenes de lesa humanidad sobre los Graiver? La respuesta es no. Vendieron voluntariamente a causa del enorme ahogamiento financiero que sufrían en ese momento, a causa de la precariedad legal de sus tenencias accionarias, y a causa de sus vínculos con el dinero de montoneros.
¿Qué los puede haber “inducido”?, ¿es posible que alguien los haya “conversado”? es posible, pero es evidente que no vendieron la empresa bajo torturas, tormentos, no estando nadie detenido, ni mediante algún tipo de crimen de lesa humanidad.
(Aunque el canciller Héctor Timerman ahora esté pretendiendo instalar la idea de que la presión psicológica sobre una persona en libertad también es tortura y también puede enmarcarse como crimen de lesa humanidad… con lo cual mi esposa estaría cometiendo crímenes de lesa humanidad sobre mí, varias veces al día, cada vez que me exige un Roca para pagar algo).
¿Usted quiere saber si es verdad lo de la “libertad ambulatoria”?: la respuesta es no.
Tal como Juan Gasparini lo documenta profusamente y con admirable detalle en su libro Graiver, el banquero de los montoneros, desde su regreso a la Argentina en septiembre de 1976 la Sra. Lidia Papaleo se pone decididamente al frente de las cosas y, además de tener infinitas reuniones con acreedores varios de su esposo fallecido, sostiene reuniones con dirigentes montoneros para conseguir un poco de “aire” ante el compromiso de pago de los casi U$S 200.000 mensuales que David les entregaba como utilidades por “trabajarles” los 17 millones que Montoneros le habían confiando en 1974. Y lo obtiene sin mayores inconvenientes.
Estamos hablando de septiembre de 1976 y apenas ocho meses antes, en enero, el matrimonio David Graiver-Lidia Papaleo, por entonces de vacaciones en Punta del Este, se había hecho una “escapada” a Buenos Aires para cenar con los generales Roberto Viola y Jorge Videla, donde éstos hasta les anticiparon el golpe que se gestaba para Marzo… sí, leyó bien, cenaban con ellos.
Tampoco es concebible el concepto de “libertad ambulatoria” si se considera que la Sra. Lidia, entre finales de 1976/principios de 1977, envió una carta manuscrita a la Casa Rosada pidiendo una entrevista con el presidente Videla.
Tantísimo menos al tener en cuenta la entrevista que obtuvo la Sra. Lidia Papaleo con el ex presidente Alejandro Lanusse, en la cual consiguió un compromiso de contacto con el Gral. Viola.
¿Cómo es posible que una joven dama que se pone sobre sus espaldas y comienza a llevar adelante la misión de tratar de encauzar las tribulaciones financieras de un conglomerado empresarial gigantesco, que se reunía con Lanusse, con diferentes emisarios de Montoneros, que mandaba cartas a la Casa Rosada pidiéndole audiencia a Videla, estuviera “presa” pero en “libertad ambulatoria”?
Resulta obvio que no sólo estaba en libertad absoluta sino que ni siquiera era demasiado monitoreada por los militares.
Desconozco cuál es el actual estado de salud general y fundamentalmente de lucidez de la Sra. Lidia Papaleo. Es sabido que a causa de los tormentos sufridos ha tenido consecuencias físicas terribles y es casi seguro que nadie que haya atravesado ese martirio pueda permanecer incólume a futuro. Ella ha sido una víctima de la barbarie que impuso el proceso militar y eso hay que tenerlo siempre muy en claro.
Pero hay que decir también que la Sra. Lidia Papaleo, a diferencia de la imagen que se intenta presentar hoy día, desde muy joven fue una persona extremadamente inteligente, capaz, que estaba al tanto de todos los negocios de su esposo y poseía amplias capacidades de razonamiento, planeamiento y decisión.
Por eso no se entiende que ahora, 34 años más tarde, aparezca en esta comedia absurda pergeñada por mentes que usan la causa de los derechos humanos con absoluta liviandad e inconfesables fines.
Amigo lector, en esta historia nadie dice la verdad completa, todos toman partes y la aderezan para su provecho o para su defensa.
No dice la verdad Osvaldo Papaleo cuando asegura que su hermana vendió la empresa estando en cautiverio.
No dice la verdad la Sra. Lidia Papaleo cuando afirma ante el actual directorio de Papel Prensa que firmó la venta de la empresa antes de y durante su cautiverio.
Tampoco dice la verdad Isidoro Graiver al afirmar que Montoneros amenazaba en México a la familia para que les devolvieran los 17 millones de dólares. Montoneros siempre dialogó con David y luego con Lidia en lo que se podrían definir como buenos términos. Es justo decir que Isidoro en ese momento no estaba al tanto del vínculo con Montoneros, pero nada hace suponer que Montoneros hubiera “apretado” a la familia estando en el exterior.
No dice la verdad el canciller Timerman cuando asegura que los Graiver perdieron Papel Prensa en la sala de torturas.
La única verdad aquí es que hoy los Graiver se contradicen porque alguien embarcó a la Sra. Lidia en una nave de curso incierto, de la que (interpreto), se bajará más pronto que tarde cuando advierta o le hagan advertir su error.
Tanto cuando fueron detenidos por la dictadura militar como cuando declararon ante las autoridades democráticas, todos los Graiver repitieron un discurso homogéneo y sin fisuras.
Un discurso inteligentemente diseñado en su momento por Lidia (sin dudas la más capaz del grupo una vez fallecido David), tomando escenas de la realidad, modificando otras e inventando las restantes
Y es sumamente lógico que lo hayan usado en 1977: se trataba de salvar la vida, nada más ni nada menos. Seamos honestos: el que diga que no lo hubiera hecho que arroje la primera piedra.
Así como ese discurso les sirvió para conservar la vida en 1977 (a pesar de haber sufrido el horror de las vejaciones y la brutalidad) también les sirvió luego para, ya en democracia, reconstruir el patrimonio mediante la reparación que el estado argentino les realizó y que ascendió a U$S 84 millones y la devolución de 40 propiedades, cuando el grupo había comenzado exigiendo alrededor de U$S 155 M.
Vale decir, el grupo Graiver tuvo una línea declaratoria en base a una historia que les permitió seguir vivos y medianamente a flote cuando se derrumbó el castillo de naipes pergeñado por David, cuando fueron apresados por la dictadura militar y cuando debieron tramitar las restitución de sus bienes ya en democracia. ¿Cuál es el sentido entonces de que 34 años más tarde Lidia Papaleo patee el tablero en una maniobra donde todos tienen más por perder que por ganar?
La realidad es que los Graiver vendieron Papel Prensa a los buitres que los acechaban, y lo hicieron por varios motivos. Uno de ellos (acaso el principal) porque como Graiver había tejido una telaraña de testaferros y empresas fantasmas les hubiera resultado imposible sostener su posición como accionistas válidos ante la ley, pero también para tratar de desviar la atención de los militares sobre los fondos de montoneros que ellos manejaban, con todo lo que esto implicaba en 1976.
Podríamos volcar un sinnúmero de cifras y datos que sólo contribuirían a confundir más al lector.
Esta imagen fue publicada por Tiempo Argentino consignando erróneamente a la mujer del centro como la Sra Madre de David Graiver, cuando en realidad se trata de Dina Askell de Gelbard esposa del ex ministro José Gelbard, quien le permitió a Graiver acceder a Papel Prensa en 1973
Tanto como los están confundiendo las declaraciones del Jefe de Gabinete Aníbal Fernández, del Canciller Timerman, y la maraña de datos confusos , dispersos y a menudo erróneos que están propalando publicaciones como Tiempo Argentino y Página 12 en su afán por reescribir la historia y seguir reclutando para la causa voluntades sembradas con odio setentista
A estas alturas, de tanto reescribir la historia, están diseminando histeria.
Las 4 fechas clave.
16 de Septiembre de 1976: Lidia Papaleo regresa a la Argentina.
02 de Noviembre de 1976: se firma la venta de “Papel Prensa”.
15 de Enero de 1977: es apresado el contacto entre Montoneros y Lidia.
14 de Marzo de 1977: es apresada Lidia Papaleo.
Fabián Ferrante
Nota: Las afirmaciones y expresiones que se consignan en este artículo son la resultante del cruce entre los acontecimientos actuales con lo oportunamente consignado en el libro de Juán Gasparini Graiver: El banquero de los Montoneros que es la más detallada publicación existente respecto del llamado “Grupo Graiver” y cuya lectura recomendamos a quienes deseen profundizar en el tema.
Lo que no conseguimos entender es por qué motivo el Sr Gasparini, Ex Militante Montonero, y a quien el periódico Urgente24 cita incluso como presunto encargado de ir a cobrar las mensualidades de los Graiver, ahora aparece tratando de implicar algo diferente a lo que consta en su propio libro.