“Si queremos asegurarnos la victoria en 2011 es necesario mostrar algún cambio de estilo”, susurró un importante dirigente oficialista en una reunión de alto nivel, en lo que respecta a la “cocina política” del Gobierno nacional.
Las miradas fueron de sorpresa, algunas inquisidoras, aunque hacia afuera, en la opinión pública, hay algunos datos que avalan ese planteo.
El kirchnerismo sabe, de manera fehaciente, que el contrato con la clase media está roto. Pero no desconoce que si el candidato presidencial opositor no muestra seguridad y audacia para manejar el timón de un país como la Argentina, ante un rival como Néstor Kirchner, el oficialismo cuenta con un as en su manga: mostrar un estilo más conciliador en las postrimerías de las elecciones.
La misma teoría está en manos de la oposición, que quieren mostrarse como “un estilo distinto de hacer política” que el utilizado por “los Kirchner”, para atraer al electorado. Sin embargo, la falta de liderazgos y las disputas “de cartel”, hace peligrar esa estrategia.
Una encuesta que circuló en distintos ámbitos políticos reservados, realizado por una empresa de un país limítrofe, no “comprada”, como suele decirse, por ningún sector político argentino, abonó este escenario.
Quienes pudieron analizar este trabajo a nivel nacional observaron con sorpresa, que tanto aquéllas personas que se ubican “cercanas” al Gobierno nacional como los que se manifiestan “lejanas”, aprobaron las mismas políticas como la asignación universal y el aumento a los jubilados, más allá de la queja permanente y lógica de la clase pasiva.
Pero mayor fue la sorpresa cuando también presenciaron en los guarismos, otra coincidencia. Los “cercanos” y los “lejanos” al kirchnerismo coincidieron en cuestionar el estilo confrontativo del matrimonio presidencial, la falta de diálogo y de sana convivencia con la oposición, así como algunos casos de denuncias de corrupción. Se aclara en el completo informe, que las críticas, acerca del “estilo”, también están dirigidas hacia los antikirchneristas, aunque en menor medida.
Una muestra clara resultó ayer el recinto de la Cámara de Diputados. Ante la iniciativa de los principales partidos antikirchneristas como el radicalismo, el PRO y la Coalición Cívica, de abordar la distribución de la comisiones del proyecto del Poder Ejecutivo sobre Papel Prensa, “Pino” Solanas encontró el atril perfecto como para proponer “los temas que le interesan a la gente” y enseguida planteó la necesidad de discutir, antes que nada, el problema de la seguridad bancaria, es decir, las “salideras bancarias”, que se han convertido en las trágicas vedettes de las noticias policiales de los últimos tiempos. El resto de los diputados, debió avalar esa moción, mientras las cámaras transmitían discusiones y chicanas.
¿Sabrán oficialistas y opositores que tal vez el reclamo de cambio de estilo esté dirigido a ambos?
Walter Schmidt
DyN
PINO SOLANAS NO ES MAS QUE UN KARADURA AL QUE LA MASKARA SE LE KAYO
Una encuesta realizada por un país limítrofe con la argentina, cuál, porque no es lo mismo Brasil, que Bolivia, que Paraguay o Uruguay o chile. No es igual. En mi caso no confío en ninguno por diferentes motivos. Vivó en córdoba capital y nuestro deporte favorito es tratar de destruír todo lo que sea kirchnerista.