En los últimos días, y en los venideros, Cristina Kirchner ha intentado mostrarse activa en sus acciones oficiales. La semana pasada, recibió a la mayoría de los gobernadores del país y se encontró con legisladores de diversa extracción.
En el mismo sentido,
Tanta actividad oficial tiene un sólo motivo: mostrar un gobierno activo, luego de meses de enorme desgaste a causa de la discusión por la coparticipación con las provincias y, lo que es más importante, la puja por el uso de las reservas del Banco Central de
Hay que decirlo: el kirchnerismo ha perdido protagonismo a partir de diciembre de 2009, debido a estas y otras cuestiones, y necesita mostrarse nuevamente en el centro de la escena. La mejor manera es la elegida por Cristina: mostrar actividad presidencial en exceso.
No es casual, uno de los encuestadores favoritos de los Kirchner, el inefable Tito Bacman —con onerosos honorarios pagados por Casa de Gobierno—, ha jurado al matrimonio presidencial que la fórmula es infalible. Cuanta más actividad ostenten, más subirá la imagen positiva de ambos.
Por caso, la percepción de Cristina hace sólo un mes no superaba el 20% de aceptación y hoy alcanza el 25%, gracias a su inagotable agenda oficial. Mostrarse dialoguista con diversos referentes políticos y sociales ha sido un mensaje que tranquilizó a la sociedad y le devolvió el protagonismo que había perdido a poco de comenzar su propio gobierno, por culpa de las ingratas valijas de Guido Antonini Wilson.
En sentido contrario, la disgregación que muestra la oposición en los últimos tiempos fue una inestimable ayuda para que esto ocurriera, ya que la sociedad no ve allí una alternativa firme a la gestión del kirchnerismo.
No es algo que desconozca el matrimonio presidencial y, no casualmente, es uno de los puntos que abundan en los últimos discursos gubernamentales. Cada golpe a la oposición, es un cimbronazo a los cimientos de su débil construcción como alternativa a los K.
“No es tan importante el mérito del gobierno, sino el vacío de la oposición a la hora entender el nuevo impulso que ha cobrado el kirchnerismo en los últimos días”, admitió un importante funcionario del Ministerio del Interior, encargado de analizar las encuestas de imagen de los Kirchner, ante este medio.
El mismo funcionario admite que la pareja gobernante vive pendiente de las mediciones que permanentemente hacen las dos consultoras contratadas en Balcarce 50. “No hay acción de gobierno que no sea evaluada por Cristina y Néstor, sobre todo por este último”, confesó el relevante secretario.
Como sea, el oficialismo parece haber encontrado una vuelta de tuerca para volver a estar en el centro de la escena. En realidad, siempre lo hace, pero esta vez parecía una misión imposible.
Ahora, sólo resta ver cómo sigue el culebrón… es que, el final de las novelas, siempre es incierto.
Christian Sanz