El día que Celso Jaque ganó las elecciones, este cronista vivía en Buenos Aires y se sorprendía, al igual que muchos otros porteños por lo lejos que había llegado este hombre tan poco afecto a las frases inteligentes y los gestos brillantes.
En realidad, quienes conocían someramente el mundillo político de Mendoza sabían que un solo tópico era suficiente para que este pudiera llegar a Gobernador: la promesa de que disminuiría ostensiblemente los índices de inseguridad provincial en solo seis meses.
No debió pasar demasiado tiempo antes de que las palabras de Jaque fueran desmentidas por la cruda realidad. El delito, no solo no disminuyó en ese lapso, sino que sufrió un incremento del 26%.
El acto reflejo del mandatario —que intentó anticiparse al inevitable papelón— fue inmediato: “Hoy quiero pedirles disculpas a todos los mendocinos, a todas las mendocinas en general", admitió Jaque desde su despacho en Casa de Gobierno el martes 10 de junio de 2008.
El reconocimiento de ese “error”, fue el puntapié inicial de un gobierno que se mostraría errático y dubitativo a partir de entonces. Con ostensibles muestras de titubeo a la hora de tomar decisiones y con una incoherencia pocas veces vista.
Hay que decirlo: poco y nada hizo Jaque en temas como viviendas y agua; y se dejó extorsionar por las mafias que desde hace décadas manejan a Mendoza a su antojo. En un principio, negoció con estas, cediendo a todo lo que le fue solicitado. Luego, intentó despegarse, aunque con éxito relativo.
Nunca admitió que allí estaban los verdaderos “enemigos” de la provincia, injusto mote que en su lugar utilizó para calificar al periodismo no oficialista.
En fin, Jaque será recordado como un hombre errático, deslucido en sus expresiones y gestos políticos. Incumplidor de sus propias promesas.
Baste recordar lo que dijo el mandatario a poco de asumir en 2007: "Estaré donde tenga que estar (…) En los próximos cuatro años, los mendocinos podrán hablar conmigo".
El contraste entre esas palabras y los hechos de la realidad, huelgan de hacer cualquier otro comentario.